Alex y Argen son un joven matrimonio que viven desde hace unos años alejado del ruido. Tenían un piso en Oviedo y su vida transcurría con las prisas que tiene la ciudad. Un día, poco después de la pandemia, comenzaron a pensar en alejarse de tanta actividad. Juntos emprendieron un nuevo sueño, una nueva aventura.

El joven matrimonio y su hija se fueron a vivir a La Cotina, un pequeño pueblo del concejo de Morcín. A Alex nunca le gustaron los pueblos, lo suyo era la vorágine y el frenético ritmo de la ciudad, pero con el confinamiento las cosas cambiaron. Comenzaron a pensar en abandonar la gran ciudad.

Argen, la mujer de Alex, estaba más acostumbrada a residir en el campo y eso fue decisivo. Recogieron sus cosas, se subieron al coche y dejaron la capital asturiana. “Un día nos fuimos a vivir a la casa de un familiar y nunca más volvimos” nos cuenta Alex.

El matrimonio, junto a su pequeña hija, comenzó una nueva vida rodeados de naturaleza. La principal ventaja, que este matrimonio encuentra en el cambio, es la calidad de vida, la tranquilidad que da el salir de casa y “No oír ruidos, sentir a los animales y vivir tranquilo”

El pueblo tiene solo una treintena de vecinos, todos se conocen y, si es necesario, se ayudan la cualquiera cosa.

Martina, la pequeña de la familia, se fue a La Cotina con solo 5 años. “No estaba muy acostumbrada a salir por la capital asturiana y no extraño nada. Está encantada” dice su padre. Además, Martina se ha hecho muy amiga de los animales "Le encanta jugar con las vacas que tiene su abuelo y disfruta con los caballos que tienen los vecinos"

El transporte público, apenas inexistente en esta zona, es el "pequeño" inconveniente que esta pareja ve en el cambio que ha realizado. "Necesitas el coche para todo y los accesos no son muy buenos"