Julio Adolfo es el propietario del bar "El Mercante" en las inmediaciones de la Cuesta del Cholo en el barrio Cimadevilla. Dice que nunca en su vida había visto llover tanto en tampoco tiempo. "Hace un año hubo chubascos fuertes pero nada parecido a lo que vivimos este domingo. El agua caía por la cuesta y bajaba por todas las calles de Cimadevilla como si fuesen cataratas". Por fortuna el agua no lllegó a entrar en su negocio, pero el susto todavía lo tiene en el cuerpo. "Entró un poco de agua pero en seguida lo quitamos con una fregona. Para lo que pudo haber sido, gracias a Dios no nos afectó mucho".

Las escaleras de Cimadevilla eran cataratas

El agua recorría las calles del barrio de Cimadevilla como si de un tobogán o catarata se tratase. Desde el Cerro de Santa Catalina, pasando por la Calle Honesto Batalón y la Calle Artillería; bajando por el Tránsito de las ballenas y la Cuesta del Cholo hasta acabar en la dársena portuaria local. Los barcos amarrados en el Puerto Deportivo recibían los chorros de agua desde el paseo y los que dejaba la lluvia. En la Calle Claudio Alvargonzález los coches circulaban sobre el agua, como si de barcos se tratase. Frente al antiguo edificio de la Rula se formaba un remolino con el agua que caía por la Cuesta del Cholo y la que empujaban los coches por la carretera. El diluvio cesó pasadas las dos de la tarde y por fortuna no hubo que lamentar daños materiales en los locales del Puerto Deportivo. 

El dato del registro de precipitaciones recogido por la Estación de la AEMET en el Campus de Viesques a la hora en que hubo "cataratas" en Cimadevilla fue de 15 litros por metro cuadrado.