Ahora que la Unión Europea ha puesto coto a la purpurina con microplásticos, en COPE Gijón hemos querido conocer las consecuencias que tienen estos residuos en la fauna marina. Y no hace falta ver un documental en la televisión o uno de los miles de vídeos de rescates en el océnano que encontramos en internet.

En Gijón, en el BIOPARC Acuario, se recupera una tortuga boba que fue rescatada, al borde de la muerte, en la playa de Bañugues. Tenía microplásticos en su organismo y acabó perdiendo una de sus aletas porque la tenía rodeada en plásticos. Lleva más de dos años en el CRAMA BIOPARC (Centro de Recuperación de Animales Marinos de Asturias) y ya se está preparando para volver al mar.

"Le ponemos la comida escondida para que la busque, incluso le ponemos alguna medusa o cangrejos para que no pierda ese instinto y se saque las castañas por sí misma". Es el programa de enriquecimiento ambiental para que la tortuga siga acostumbrada a pescar del que nos ha hablado Susana Acle, la responsable de veterinaria e investigación del BIOPAR Acuario de Gijón.

"La tortuga ahora está mucho mejor, está muy bien. Lo ha pasado mal y le hemos tenido que amputar esa aleta delantera, pero con mucho tratamiento y una cirugía, con esas tres aletas, se mueve muy bien. Sus valores de analíticas están mucho mejor y ya está cogiendo peso y fuerza para volver al mar 100% recuperada", ha explicado, Acle, en COPE.

Labor divulgativa

Ademas de recuperarse en el CRAMA, esta tortuga boba tiene "una labor divulgativa muy importante". Reconoce la responsable de investigación del acuario que "por recuperar una, no se va a mejorar mucho la población de tortugas, pero gracias a ella, hacemos una labor de concienciación y educación".

¿Por qué? Explica Acle que "gracias a las visitas que el público hace al centro de recuperación, siempre sin estresar al animal, se provoca un impacto importante al ver la gente, en un animal, las consecuencias de los plásticos y los microplásticos en el mar".