Un dermatólogo de Gijón explica qué debes tener en cuenta a la hora de elegir tu crema solar para este verano: "Muy sutil"
El doctor Ángel Fernández Camporro, del hospital de Cabueñes, advierte de que es fundamental "no confiarse" para evitar agresiones a la piel como las quemaduras que, de prolongarse, pueden conducir a un cáncer de piel

Una pareja se aplica crema solar en la playa
Asturias - Publicado el - Actualizado
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Se acerca el verano y, un año más, nos preparamos para ir a la playa. Entre las cosas que no pueden faltar en la bolsa, además de la toalla, está la crema solar, un elemento fundamental para el cuidado de la salud de nuestra piel. Pero, ¿qué debemos tener en cuenta a la hora de protegernos en nuestra exposición al sol? El dermatólogo del hospital de Cabueñes, en Gijón, Ángel Fernández Camporro ha explicado, en COPE, que es fundamental "no confiarse".
Empecemos por el principio: un clásico. Al sacar del trastero las cosas de la playa que guardaste al llegar septiembre, te encuentras un neceser con crema del año pasado. "Podemos usarla si no tenemos nada mejor", reconoce el doctor Fernández Camporro, "es mejor eso que nada" -añade-, pero "lo ideal sería comprar una nueva para, teniendo en cuenta los tiempos de caducidad de las cremas, tener seguridad y estar bien protegidos".

Bote de crema solar, en la playa
En el momento de elegir la crema, hay muchas opciones -cada vez más-, con diferentes formatos e, incluso, olores. Lo importante, sin embargo, es el factor de protección solar: SPF, por sus siglas en inglés (Sun Protection Factor), cuyos niveles oscilan -en las cremas más habituales- entre el 6 y el 50. A diferencia de lo que comúnmente de se cree, a mayor factor, no hay más protección.
"La diferencia de bloqueo de los rayos ultravioleta entre una crema con factor 30 y una crema con factor 50 es muy sutil", explica el dermatólogo de Cabueñes, que aclara que el SPF "es una medida de tiempo".
¿Qué significa el factor de protección solar?
El factor implica multiplicación: la protección de la crema es el tiempo que una persona tardaría en quemarse con el sol de forma natural, multiplicado por el factor. Es decir, "si una persona tarda 10 minutos en quemarse, con una crema factor 10, tardaría ese tiempo multiplicado por 10; y con una crema factor 50, ese tiempo multiplicado por 50".

Una mujer se aplica crema solar
Evidentemente, depende del tipo de piel de cada uno, porque las pieles claras se queman antes que las oscuras, y Fernández Camporro advierte de que "es una medida teórica, in vitro, y, en la práctica, lo que hay que hacer es no fiarse y repetir, periódicamente, la aplicación de la crema porque puede perder protección por el sudor o después de bañarnos".
¿Me tengo que echar crema solar si el día está nublado?
La confianza hace, precisamente, que los días con cielo cubierto sean "los más traicioneros". La radiación es menor, pero "las nubes no paran totalmente la radiación, sigue habiendo una cierta exposición a la luz ultravioleta y, probablemente, sean los días en los que más quemaduras hay". Por eso, "son los momentos en los que nosotros recomendamos seguir echando protección solar"
El objetivo último es evitar las lesiones en la piel que causa una exposición irresponsable al sol, que van desde las más a corto plazo, como la quemadura solar, a las más a largo plazo, como el cáncer de piel, aunque todo está relacionado. "La quemadura, además de ser desagradable, es una agresión importante hacia la piel", explica el doctor.

Hospital de Cabueñes, en Gijón
"Da lugar a mutaciones a causa de la luz ultravioleta en nuestra piel; y, si se va repitiendo, a largo plazo, puede dar lugar a degeneraciones celulares que conduzcan a un cáncer de piel", que es la consecuencia más importante, aunque también aparecen manchas solares y/o fotoenvejecimiento.