Las Madres Benedictinas abandonan Jaca para trasladarse a Alba de Tormes: urge preservar el patrimonio del monasterio

Después de un largo período de especulaciones, se ha confirmado oficialmente que las monjas del Monasterio de las Madres Benedictinas de Jaca dejarán la ciudad en las próximas semanas. Las siete monjas, de avanzada edad, se trasladarán a una residencia de la misma congregación en Alba de Tormes, Salamanca. Esta decisión, que no ha sido fácil, se toma después de dos años de intentos por parte de la comunidad para que otra comunidad tomara su lugar en Jaca, sin que ello haya sido posible.

El alcalde de Jaca, Carlos Serrano, ha expresado en COPE la “profunda tristeza y consternación” que ha generado esta noticia. La presencia de las Madres Benedictinas ha sido fundamental en el desarrollo y la historia de Jaca, y su partida es una pérdida importante para la ciudad. Cabe recordar que muchas generaciones de ciudadanos han vivido allí su etapa escolar y también ha cumplido función de internado y hospedería.

Además del sentimiento de tristeza y respeto hacia la labor de las monjas, el alcalde ha abordado la preocupación por el futuro del patrimonio cultural e histórico que alberga el monasterio. Con la marcha de las monjas, el futuro de este valioso legado está en el aire. Entre las reliquias que guarda el monasterio se encuentran el Sarcófago de Doña Sancha, las pinturas murales y el libro de canto, elementos de un incalculable valor histórico que, según Serrano, “deben permanecer en Jaca”.

En este sentido, el alcalde ya ha mantenido una reunión con la Abadesa y ha ofrecido la colaboración del ayuntamiento para garantizar que este patrimonio se conserve en la ciudad. “Lo más lógico es que este patrimonio se quede en Jaca”, afirma el alcalde, quien insiste en que hay que buscar soluciones a través de negociaciones con la congregación y propuestas como la posibilidad de custodiar las piezas en el Museo Diocesano o en colaboración con el Obispado.

Aunque la congregación benedictina no depende del Obispado y es la responsable de su propio patrimonio, el alcalde ha insistido en que este legado debe seguir perteneciendo a Jaca, y que entre todos se debe trabajar para asegurar su conservación.

Carta a los fieles de la Diócesis de Jaca:

Todos vosotros habéis experimentado que, en la vida personal y familiar, a veces debemos tomar decisiones difíciles, incluso dolorosas, que vienen impuestas por las circunstancias. En nuestro caso, y dada la situación actual de nuestra Comunidad, hemos llegado a un momento que nunca habríamos querido imaginar.

En la década de los años 60 del siglo XX éramos 24 monjas, la mayoría jóvenes de 20 a 30 años, pero hoy el escenario es muy diferente ya que nuestra comunidad está formada por 7 monjas (6 de edades avanzadas) y varias de nosotras con serios problemas de salud. Por ello, hemos tomado la difícil decisión de realizar una fusión que nos lleva a trasladar nuestra residencia a otro monasterio benedictino. Un convento con una forma de vida similar a la nuestra con la esperanza de revitalizar la vida en común y la espiritualidad. En la nueva residencia estamos seguras de que podremos seguir desarrollando una vida monástica más acorde a nuestra situación, más plena y enriquecedora, y rodeadas de hermanas del mismo carisma benedictino que aportarán vitalidad tanto a nuestra vida humana como espiritual.

A través de estas líneas queremos daros las gracias por vuestro afecto y cercanía y pediros que disculpéis nuestros fallos o deficiencias. Siempre os hemos tenido presentes en nuestras oraciones, tanto en los momentos de alegría como en los de dolor, y hemos procurado transmitir el lema benedictino de oración y trabajo, que fomenta la paz y la armonía en la vida personal y social. A partir del próximo mes de mayo, desde el monasterio benedictino en Alba de Tormes (Salamanca), seguiremos compartiendo con vosotros nuestra vida y oraciones.

Nos resulta dolorosa la despedida de nuestra querida Diócesis de Jaca pero sabemos que, con la intercesión de la Santísima Virgen de la Alegría de la Pascua, llegaremos a alcanzar una nueva etapa llena de esperanza.

Con gratitud y afecto,

La Comunidad de Benedictinas

Real Monasterio de Santa Cruz de la Serós de Jaca