La imposibilidad de esquiar en el puente de la Constitución supone una merma importante de ingresos y, para los complejos y en general para los valles que cuentan con estaciones de esquí, permanecer cerrados en Navidad causaría un daño irreparable.

Acertar cuándo será posible arrancar la temporada es un pronóstico complicado. Lo que sí saben las estaciones es que en próximos días llega la nieve por lo que van a trabajar para preparar la apertura lo antes posible aunque tienen claro que dependerá de la evolución epidemiológica y de la movilidad.

Las declaraciones del presidente del Gobierno de Aragón, Javier Lambán, han puesto en alerta al sector de la nieve que asume que hay posibilidades de que no haya temporada de esquí pero quiere ser optimista en un escenario difícil en el que hemos escuchado tanto al Gobierno de Aragón como al Ministro de Sanidad, Salvador Illa explicar que el problema "no es la actividad del esquí en si misma", sino todo lo que conlleva el viaje y las actividades previas o posteriores que pueden dar lugar a aglomeraciones.

Miles de trabajadores dependen de la reapertura del sector. En el valle del Aragón, el 80 por ciento de las empresas se dedican al turismo que, en invierno es fundamental. De no haber temporada de esquí, la crisis económica de esta zona sería irreparable. Por eso, desde la Asociación Turística ya hablan de líneas de ayudas para mantener vivo el sector poniéndose en el peor de los escenarios.

Tanto las estaciones de Aramón (Formigal – Panticosa, Cerler, Javalmbre y Valdelinares) como las de Astún y Candanchú, presentaron un ERTE para todos los trabajadores.

Para este puente, las ocupaciones hoteleras son nulas en el Pirineo Aragonés y el sector cruza los dedos para poder trabajar con cierta normalidad en Navidad consciente de que será difícil llegar a alcanzar las ocupaciones de entre el 80 y el 100% que se registraron el año pasado; una de las mejores campañas de Navidad de la última década.