opinión
Toma el dinero y corre
“Os recibimos, americanos, con alegría; olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía; americanos, vienen a España gordos y sanos, la la la la”....

Llegan los americanos
Sevilla - Publicado el
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Dentro de unos años, la leyenda contará que, después de perder un derbi de forma humillante, vieron a un empleado colgar en la puerta de cristales el siguiente cartel: Liquidación por traspaso. Sin duda, el tiempo alimentará pequeñas historias para recrear el fin de un ciclo, el fin de un modelo, el final del actual Sevilla FC. Se acabó. Esto no da para más. La imagen de derrotismo absoluto que transmitieron el equipo, el club, el entrenador y la afición en la tarde del domingo confirma que la única solución pasa por cerrar y vender.
“Americanos, vienen a España gordos y sanos / ¡Viva el tronío y viva un pueblo con poderío! / Olé Virginia y Michigan, / y viva Texas, que no está mal [...] no está mal”.
José María del Nido Carrasco, acompañado de su actual consejo, ha fulminado una empresa que hace muy pocos años era admirada en el planeta fútbol. Hay que desarrollar una enorme incapacidad para cargarse casi de un plumazo al octacampeón de Europa. Elegir al psicólogo por Monchi es inaudito, el botón de muestra de que la inutilidad empresarial abre muchos caminos hacia el infierno. Apostar por Orta en un proceso de construcción es mantener la marcha directa al precipicio. Sigan, sigan recordando… Junior y sus consejeros han llevado al club al desastre económico y a la más profunda decadencia deportiva. Da pena ver a jugadores sin calidad para controlar un balón, a entrenadores caer como moscas; es asombrosa la mediocridad de la plantilla e insultante que Marcao o Saúl hayan paseado el brazalete de capitán. Los que mandan, porque todos han sido conniventes, le han ido dando las llaves de la entidad al primer inútil que pasaba por la puerta.
“Os recibimos, americanos, con alegría / olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía / americanos, vienen a España gordos y sanos / olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía”.
Pero ha sido su padre, Del Nido Benavente, el gran culpable de reventar por dentro a la entidad y hacer saltar por los aires este modelo de club, recostado en varios paquetes de accionistas sevillistas, que funcionó. Del Nido se inventó al Sevilla exitoso y él se lo ha cargado. Desde el primer día que pisó la cárcel decidió que esta historia era o con él al frente o la destrucción. Lo ha logrado. En su pecado llevará la penitencia, porque se verá obligado a olvidarse de la presidencia y a vender a… ¡los americanos!
“Americanos, vienen a España gordos y sanos / ¡Viva el tronío y viva un pueblo con poderío! / Olé Virginia y Michigan, / y viva Texas, que no está mal [...] no está mal”.
El aficionado también deberá asumir sus culpas y aceptar la llegada del capital extranjero. Muchos decidieron vender sus acciones por unos miles de euros que les permitieron disfrutar de una cateta quincena vacacional. Es la pura verdad. Quizá la maquinaria capitalista imposibilitaba mantener viva la idea de un Sevilla en manos de los sevillistas, pero el dinero arrasó el sueño. La desilusión es tan profunda que la grada ha dejado de rugir, de gritar, de criticar. Está muerta en vida. El público se ha entregado definitivamente a lo que pueda venir. No hay marcha atrás: Liquidación por traspaso.
Pepe Isbert, Junior, Manolo Morán, Castro, Rafael Alonso, Carrión, Lolita Sevilla, Carolina Alés, Luis Pérez de León, Guijarro… todos mezclados podrían hacer una nueva versión de Bienvenido, Mr. Marshall. En su día, el inolvidable Augusto Lahore, en los mangazos de los uruguayos, dijo aquello de "toma el dinero y corre". A punto de la demolición, los dueños han pasado de la Tercera Vía y de la opción de mantener la entidad en manos de sevillistas. La venta será al mejor postor, aunque el dinero lo traiga ese capital americano que se calificaba como el demonio para proteger en su día sus paquetes accionariales. La leyenda dirá que, después de una derrota humillante en el derbi, y con las luces de Navidad ya encendidas, los vieron a todos juntos en un autobús cantando:
“Os recibimos, americanos, con alegría / olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía / americanos, vienen a España gordos y sanos / olé mi madre, olé mi suegra y olé mi tía”.



