Mariló García, explica por qué las decisiones de tu junta de vecinos podrían ser ilegales (y no lo sabes): "Puede ocasionar no solo molestias, sino también inconvenientes económicos"

Una simple reunión de vecinos puede convertirse en un campo de minas legal si no se siguen unas reglas que la mayoría desconoce, advierten los expertos

Irene Ramos

Sevilla - Publicado el

3 min lectura

¿Te ha tocado ser presidente de tu comunidad? ¿Has salido de una junta con la sensación de haber participado en una batalla campal? Si has respondido que sí, respira hondo, no estás solo. Las reuniones de vecinos son el epicentro de la vida en comunidad, pero también un foco de conflictos que, muchas veces, explotan por puro desconocimiento. Y es que lo que parece una simple charla para decidir si se pinta el portal puede acabar en un problema legal serio.

Los administradores de fincas de Sevilla han dado la voz de alarma: celebrar las juntas de propietarios de manera incorrecta está generando una enorme inseguridad y un reguero de problemas. La solución, insisten, pasa por entender que estas reuniones no son una charla de café, sino un acto formal con reglas muy claras.

Estas reuniones no son una charla de café, sino un acto formal con reglas muy claras

Un campo de minas técnico y jurídico  

Para entender la magnitud del asunto, hablamos con Mariló García, presidenta del Colegio de Administradores de Fincas de Sevilla. Ella lo tiene claro: una junta mal convocada o mal desarrollada es la receta perfecta para el desastre. "Tienen sus dificultades tanto técnicas como jurídicas y es muy importante que se desarrollen de la mejor manera posible para que luego no tengamos ningún problema a posteriori", explica.

El problema es que un error en el procedimiento puede hacer que los acuerdos sean papel mojado. "Adoptar acuerdos que no sean válidos, que puedan ser impugnables o que puedan ser nulos por ir contra ley, puede ocasionar no solo molestias, sino inconvenientes hasta económicos", advierte García. Imagina aprobar una derrama para arreglar el ascensor y que un vecino la tumbe en un juzgado porque se cometió un fallo formal.

"Ruegos y preguntas no es un saco sin fondo": Los errores que convierten tu junta de vecinos en una batalla legal  

Según los profesionales, hay una serie de errores que se repiten una y otra vez en las comunidades que no cuentan con asesoramiento. Estos son algunos de los más frecuentes:

  • Decidir sobre la marcha: El orden del día es sagrado. Incluir un tema por sorpresa y votarlo deja en indefensión a los que no han podido asistir. El famoso punto de "ruegos y preguntas" no es para tomar decisiones. Como dice Mariló García, muchos "aprovechan ese punto como un saco sin fondo para adoptar cosas que no se pueden".

  • Permitir el voto a los morosos: La ley es tajante. Un propietario que no esté al día con los pagos de la comunidad no tiene derecho a voto. Permitírselo puede ser motivo suficiente para invalidar un acuerdo.

  • No respetar las mayorías: No todas las decisiones son iguales. Arreglar una gotera no requiere el mismo consenso que instalar un ascensor. La ley establece diferentes tipos de mayorías (simple, cualificada, unanimidad) y saltárselas es uno de los fallos más graves.

  • Convocar con prisas: Las juntas deben convocarse con un plazo mínimo legal para que todos los vecinos puedan organizarse. Las prisas no son buenas consejeras.

  • No comunicar el acta: Lo que se decide en la junta debe quedar reflejado en un acta y comunicarse a todos los propietarios, hayan asistido o no. La transparencia es clave."Si tienes un problema médico, no te automedicas"

En definitiva, una junta de propietarios es el órgano de gobierno del edificio, y como tal, requiere un protocolo. La recomendación de Mariló García es clara y utiliza una analogía demoledora: "Si tenemos algún problema médico, no nos automedicamos (...). En este caso es lo mismo".

Ponerse en manos de un administrador colegiado, afirma, no es un lujo, sino una garantía de que las cosas se hacen bien, evitando que la convivencia vecinal acabe pareciéndose más a una de esas series de televisión de humor que a un hogar tranquilo.

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