Así es la vida en una cárcel de Málaga “vieja y saturada”: a 40 grados, con mesas sucias y vía libre para introducir droga
La prisión de Alhaurín de la Torre es uno de los tres centro penitenciarios de la provincia, con capacidad para 836 presos y con una población reclusa de más de 1.100 personas
Málaga - Publicado el
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Hay un lugar de la provincia de Málaga en el que viven casi tantas personas como en Moclinejo, en Arenas o en Comares. Pero a ese lugar no entra cualquiera, ni el acceso es tan sencillo como a cualquiera de esos pueblos de la Axarquía. Allí la entrada está estrictamente controlada.
Se trata de la prisión de Alhaurín de la Torre, una cárcel con capacidad para 836 presos, pero donde permanecen internas más de 1.100 personas. Una saturación que resulta un poco más complicada de llevar en épocas como el verano: “Yo te obligo a convivir en una habitación de 3x3 [metros ]con una persona que no eliges tú, donde la única ventilación que hay es una ventana, porque la puerta es metálica que tampoco abres tú...” en celdas donde, en los meses de verano se pueden “superar los 40 grados”.
INSTALACIONES SIN AIRE ACONDICIONADO
Porque en las celdas de la prisión de Alhaurín no hay aire acondicionado, tampoco en el comedor, ni en casi ninguna estancia de la cárcel, salvo en algunas oficinas. Esta semana, el miércoles 24 de septiembre, se ha conmemorado el día de la Virgen de la Merced, la patrona de Instituciones Penitenciarias y, por ese motivo, en COPE nos hemos adentrado en este centro penitenciario malagueño, de la mano de Francisco Mancero, que es funcionario de esta prisión (donde es delegado del sindicato ACAIP).
Una cárcel saturada, lo que genera conflictos entre los propios internos. “Los módulos, que es donde hacen vida, están pensados para 76 personas, hay 76 sillas en el comedor... por lo que eso supone que, si hay cien presos, veinte personas tienen que comer en la mesa que ha dejado sucia el anterior”, explica el funcionario de prisiones.
CONFLICTOS ENTRE LOS INTERNOS
La saturación de la prisión de Alhaurín de la Torre genera conflictos entre los internos. Cada día, en este centro penitenciario se registran cuatro o cinco incidentes entre los propios presos. Pero, en algunos casos, esa conflictividad afecta directamente a los propios funcionarios de prisiones.
Según el sindicato ACAIP, en los últimos meses se han registrado cinco incidentes con trabajadores de la cárcel (de agresiones físicas a amenazas pasando por tocamientos a funcionarias). Una cárcel conflictiva no solo por la saturación -allí viven casi 300 personas más de las que debería haber-, sino también por el tipo de preso al que acoge, según Francisco Mancero.
“UNA PRISIÓN YA VIEJA y SOBREPOBLADA”
“La de Alhaurín es una prisión ya vieja, no es un centro moderno con medios tecnológicos bastante más seguro... y está sobrepoblada, con un tipo de interno muy complicado porque, con la Costa del Sol, con las bandas organizadas entran presos de muchas nacionalidades y de los que en muchas ocasiones ni siquiera se tienen datos”, explica el funcionario de la cárcel de Alhaurín.
Mancero se refiere a los presos que están cumpliendo prisión preventiva (a la espera de juicio), que conviven con los que ya están condenados en firme. Unos y otros ocupan los quince módulos de la cárcel de Alhaurín de la Torre: trece módulos residenciales, el módulo de aislamiento y la enfermería.
Interior de una prisión
UNA PLANTILLA DE 60 FUNCIONARIOS
¿Y con qué personal cuenta esta prisión malagueña? En total, con 60 funcionarios (una plantilla que rota por turnos). Por tanto, en la práctica, un día cualquiera en la cárcel de Alhaurín hay dos funcionarios por módulo. Uno de ellos tiene que permanecer en la oficina, encargado, por ejemplo, de la apertura y el cierre de puertas. Y el otro permanece dentro del módulo, con los internos: un solo funcionario entre, al menos, un centenar de presos.
Según el funcionario de la prisión de Alhaurín con el que hemos hablado en COPE, la falta de personal no solo afecta a su colectivo, también por ejemplo al de los médicos que trabajan en la cárcel. Allí, en la de Alhaurín de la Torre, no siempre hay médico disponible, una situación que, en algunas ocasiones, los presos saben aprovechar: “En prisiones todo está muy reglado y los certificados médicos son imprescindibles para todo”. Por ejemplo, ese certificado es necesario para que un interno “vaya a aislamiento”.
“EL DÍA QUE NO HAY MÉDICO...”
“Los internos saben que, cuando no hay médico, hay barra libre porque para hacerle una radiografía a interno por si se ha introducido droga o algún objeto, hace falta el visto bueno del médico... ellos saben que, el día que no hay médico, ese es el día para introducir droga”.
MIEDO A QUE ENTRE UN ARMA
Esa es una manera de introducir droga en prisión: en el interior del cuerpo, por ejemplo, ingiriéndola para después expulsarla en las heces. Aunque en los últimos tiempos se está poniendo de moda otra técnica para introducir droga, en este caso, en la cárcel de Alhaurín de la Torre: hacerlo a través de drones. Una técnica cada vez más común que preocupa a los funcionarios de prisiones porque lo que hoy es droga, mañana podría ser otra cosa: “Nuestro miedo es el día que entre un arma”.
Es la realidad que se vive en la prisión de Alhaurín de la Torre, uno de los tres centros penitenciarios de la provincia, junto con la cárcel de Archidona (que no está completamente operativa, según los sindicatos) y el Centro de Inserción Social 'Evaristo Martín Nieto' donde residen, por ejemplo, presos en régimen de semilibertad, que solo acuden allí a dormir.