• Jueves, 25 de abril 2024
  • ABC

COPE

Audio

OPINIÓN

Ad Libitum con Javier Pereda. Hoy: Limpísima

Tiempo de lectura:3Actualizado18 mar 2023

Como reza el dicho popular, las fiestas se conocen por sus vísperas. Las celebraciones pueden prepararse, según su importancia, durante varios días: diez, ocho, tres... La Novena a la Inmaculada Concepción presenta una distinción especial. La devoción en el Santo Reino a la “Tota pulchra” tiene una profunda solera. Así se refleja en la Iglesia de San Andrés y Santa Capilla, situada en el barrio de la judería; primero fue una sinagoga judía y después un templo mudéjar, de estilo ojival, con su puerta en el púlpito, la arquería y la cúpula. La Santa Capilla es una fundación del s. XVI (1515), gracias a la intervención de Gutierre González Doncel; con la aprobación canónica del papa León X y la civil del emperador Carlos V.

Actualmente, la “Fundación Santa Capilla y Noble Cofradía de la Limpia Concepción de Nuestra Señora la Virgen María” presenta un peculiar régimen jurídico, con sus Estatutos de naturaleza civil y canónica. El acceso a la capilla tiene una magnífica reja de hierro forjado, estofado y sobredorado, obra del maestro Bartolomé, autor de la reja de la Capilla Real de Granada. Su estilo renacentista representa una enseñanza del misterio de la Inmaculada Concepción, con la alegoría del abrazo de san Joaquín y santa Ana, unidos por un ángel, ante la puerta de Jerusalén. Desde la parte superior se desarrolla el árbol genealógico de la Santísima Virgen; del cuerpo de Jacob dormido se enumeran los reyes de Israel, símbolo de las Doce Tribus. En el camarín barroco figura la imagen de la Inmaculada Concepción de Felipe de Mesa, de 1732; en el ático se muestra un lienzo de la Purísima de Ambrosio de Valois. La Catedral de Jaén alberga otro cuadro de la Inmaculada, en la capilla de San Francisco, parecido al de Ribera; vuelve a repetirse la iconografía inmaculista de la época, con los padres de la Virgen, a Ester con Asuero y a Judit con la cabeza de Holofernes; imágenes bíblicas que prefiguran a la Virgen.

La devoción a la Inmaculada Concepción en España data de los reyes visigodos, en el XI Concilio de Toledo, donde Wamba era denominado “Defensor de la Purísima Concepción de María”. Continuarán esa tradición los monarcas hispanos Fernando III el Santo y Jaime I el Conquistador. El fervor a la Inmaculada se revitaliza entre los siglos XIV al XVI mediante las cofradías. Los franciscanos difundieron esta advocación mariana por el Nuevo Mundo. Carlos I y Felipe II, de la Casa de Habsburgo, ordenaron portar los estandartes de la Inmaculada en sus contiendas. Si en la victoria de Lepanto (1571) a los musulmanes intervino la Virgen del Rosario, en la batalla de Empel (1585) la protagonista fue la Inmaculada Concepción.

Los Tercios españoles católicos vencieron contra todo pronóstico a los ejércitos holandeses protestantes; el general Hohenlohe exclamó: “Tal parece que Dios es español al obrar tan grande milagro” (al helarse el río Mosa). Desde entonces sería patrona del arma de Infantería. El papa Clemente XIII, a instancias de Carlos III, proclama en 1760 a la Inmaculada patrona de España e Indias; de ahí la devoción en toda Hispanoamérica. La Santa Sede concedió el privilegio a los sacerdotes españoles de celebrar con casulla azul en esta festividad, por la defensa incondicional a la Purísima. El artista que diseñó la bandera europea, Arsene Heitz, ha revelado que se inspiró en el Apocalipsis: “Una gran señal apareció en el cielo, la Mujer vestida de sol y la luna bajo sus pies, y en la cabeza una corona de doce estrellas”; señal de su protección y de las raíces cristianas de Europa. Después de la devoción bimilenaria a la Inmaculada Concepción, en 1854, el papa Pio IX define este dogma mediante la bula “Ineffabile Deus”. Dios la adornó con todas las prerrogativas y gracias (“Gratia plena”), a quien eligió como Madre, preservándola del pecado original desde el mismo instante de su concepción. Si con el pecado de desobediencia de nuestros primeros padres se produjo el mayor cataclismo de la Humanidad, con la redención de Jesús en la Cruz, se restauró nuestra naturaleza caída; pero aún permanece la inclinación al mal. La nueva Eva (Madre nuestra), que aplastó la cabeza de la serpiente, es la mejor aliada para evitar el único y verdadero mal: el pecado.


Radio en directo COPE
  • item no encontrado

Lo más

En directo 2

Directo TRECE al día

TRECE al día

Con José Luis Pérez y Lucía Crespo

Ver TRECE