Las Divinas Palabras de Ernesto Medina. Hoy: Los Reyes Magos y el tren

Jaén - Publicado el - Actualizado
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La señora estaba paseando por La Alameda. Sol de domingo. Hablaba tranquilamente por el móvil. Le contaba a una amiga las novedades o quizá quedaba para tomarse una cerveza al mediodía. La escuché decir “probando las zapatillas. Me las han traído Los Reyes”. Utilizó la fórmula habitual, “me lo han traído Los Reyes”. No menciono si el regalo era de su marido, de sus hijos o de una hermana. No. Eran Los Reyes.
Esta señora es de los míos. Seguro que salió a ver la cabalgata y se agachó para recoger caramelos. Probablemente percibió, como nos sucede a los iniciados en estos ritos y misterios, la luz especial de la noche de la víspera de Reyes. Se acostaría sin la inquietud de su infancia cuando quería apresurar el sueño para despertarse a recoger los regalos junto al belén, pero mantiene viva la ilusión de que vienen Los Reyes. Porque los creyentes en esta fe no cambiamos de barco en toda nuestra travesía.
Incluso en nuestra sociedad mercantilizada se respeta la inocencia de los niños en esta fecha. Las televisiones dan la noticia sin que haya ocasión de que cualquier crío pueda atisbar la realidad. Un diputado irlandés solicitó en su parlamento permiso para que los Reyes Magos pudieran cruzar el espacio aéreo de la isla. Iberia compartió un enlace para personalizar un mensaje de los Reyes lleno de ternura e imaginación. Porque hemos de mantener viva la esperanza de que una vez al año Los Reyes vienen para traernos algo.
Salvo a Jaén. Ni mísero carbón. Porque los trenes, cuando funcionan que no es lo habitual, son eléctricos. El domingo por la mañana unos centenares de giennenses se reunieron en la estación de” ferrocarril” -concedamos benevolentemente llamarla así- para reclamar, exigir, rogar, suplicar… mejoras ferroviarias. No era una carta a los Reyes Magos muy larga: servicios dignos; conexión con Andalucía y el resto de España; vagones y locomotoras de este siglo, que lo que sale de la estación de Jaén más parece propio de un museo; velocidades que no compitan con las bicicletas; cafetería… En fin, lo normal, aquello de lo que goza el resto de los españoles.
Los peticionarios se encomendaban a los poderes públicos. Ilusos. Esa misma tarde el tren con destino a Madrid hacia su salida con retraso por “una incidencia operativa”. Este asunto sólo lo resuelven Los Reyes Magos, a quienes yo se lo pido devota y encarecidamente. Para los gobernantes, carbón mucho carbón, que haya Balatasares postizos para aburrirnos.
Palabras, divinas palabras.



