Las divinas palabras de Ernesto Medina | 14 MAYO 2025

HOY: Milhojas
Jaén - Publicado el
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El misterio de las palabras. La magia de las palabras. Basta un pastel para que surja la curiosidad etimológica. Para la velada futbolística del domingo pidió Violeta un milhojas de chocolate. Yo opté -fue mi única concesión a lo blanco- por un merengue. Buscaba la premonición de comérmelo en cuatro bocados, concesión que plugo a los dioses concederme. “Para acompañar el milhojas, ¿café o infusión?”, le pregunté. Me respondió que milhojas era femenino. Cada uno en su móvil confirmando el género gramatical de la palabra. Milhoja, en Argentina, es femenino y singular, pero puesto que los golazos los pusieron Yamine y Rafinha, español y brasileño, el homenaje futbolístico no coló. Sin embargo, el diccionario de la Real Academia nos deparó una sorpresa. Existe otro milhojas que sí es femenino. Se trata de una planta más conocida por milenrama -obviamente no necesita que les explique esta denominación-, pero que también es conocida por aquilea. Será deformación profesional, mas al instante deduje que seguro que en el nombre andaba de por medio Aquiles, el héroe de la guerra de Troya. Efectivamente. El nombre científico de la planta es “Achillea millefolium”. Se llama así porque según la tradición Aquiles utilizó sus propiedades medicinales para detener hemorragias y salvar la vida de los soldados aqueos.
Recordé los versos de don Antonio Machado:
¡Ah, cuando yo era niño,
soñaba con los héroes de la Ilíada!
Ájax era más fuerte que Diomedes,
Héctor más fuerte que Ájax,
Y Aquiles el más fuerte…
¡Inocencias de la infancia!
¡Ah, cuando yo era niño soñaba con los héroes de la Ilíada!
Mi alma infantil, que la sigo teniendo, recurre a la Achillea millefolium y al poderoso Aquiles para que frene algunas hemorragias giennenses. Que ascienda de una puñetera vez el Real Jaén. Que lo de las pruebas inminentes del tranvía sean un anticipo de que antes de que acabe el año esté en funcionamiento. Y que lo de convertir el Ayuntamiento en un hotel haya sido un dislate del alcalde que arrastre el viento calle Campanas abajo.
Y como Aquiles no tiene estatua en Jaén, si se cumplen mis razonables peticiones, me comprometo solemnemente a bajarle una corona trenzada de olivo y laurel a Culcas, el guerrero íbero del Cerrete de los Lirios. Incluso a plantar a sus pies un macizo de milhojas, femenino, para que nunca le faltan flores que llevar a su amada Dama de Cubero. Aquiles, colega, enróllate, que tú eres el más fuerte.
Palabras, divinas palabras



