Las campanitas de Esperanza Valero, 45 años sonando en la Velá de la Fuensanta
El tintineo de las campanitas artesanas acompañan cada año estos días de fiesta

Esperanza Valero
Córdoba - Publicado el - Actualizado
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Córdoba volvió a vestirse de fiesta con el arranque de la Velá de la Fuensanta 2025, una de las celebraciones más queridas por los cordobeses. Desde la noche del viernes, el barrio se llenó de música, alegría, devoción y también de un sonido muy particular: el tintineo de las campanitas artesanas que cada año acompañan estos días de fiesta.
Uno de los puestos más reconocibles es el de Esperanza Valero, que lleva 45 años fiel a la cita. Su presencia es ya tradición dentro de la propia tradición. Antes que ella, fue su suegra la encargada de mantener vivo este pequeño rito sonoro que cada septiembre conquista a vecinos y visitantes. “Ya estaba aquí cuando yo llegué a la familia, y ahora no sabría pasar una Velá sin este puesto”, cuenta con una sonrisa mientras atiende a los curiosos que se acercan a escoger su campanita.
De barro y de colores
Las campanitas que vende Esperanza tienen distintas formas y acabados: algunas son de cerámica, pintadas con vivos colores y adornos delicados, auténticas piezas artesanas que muchos se llevan como recuerdo.

Campanitas
Otras, más sencillas, conservan la esencia de siempre. “A mí me gustan todas, pero para mí la más especial es la de barro, la de toda la vida”, confiesa. Esa campanita humilde, sin adornos, representa la memoria y la raíz de esta tradición.

Campanitas de barro
Con cada tintineo, el barrio recupera un eco antiguo que se renueva cada año. No hay Velá sin campanitas, igual que no la hay sin la devoción a la Virgen de la Fuensanta, ni sin el ambiente festivo que llena calles y plazas.
Agua bendita y protección
Además de las campanitas, muchos visitantes aprovechan la fiesta para llevarse otro de los elementos más característicos de la Velá: la botella con agua del Pocito, considerada bendita. Según la tradición, tenerla en casa sirve para proteger el hogar y traer buena suerte. La combinación de agua y campana, de símbolo religioso y objeto festivo, resume bien el espíritu de la celebración: fe y alegría que se entrelazan en cada rincón del barrio.

Pozo
Una tradición que se hereda
El testimonio de Esperanza Valero refleja cómo las costumbres de la Velá se transmiten de generación en generación. Primero fue su suegra quien mantuvo el puesto, luego ella tomó el relevo, y ahora son sus hijos y nietos quienes colaboran en estos días para que las campanitas sigan repicando. “Yo empecé ayudando, y ahora es parte de mi vida. Es como si el barrio no pudiera sonar sin estas campanas”, explica emocionada.
La Velá de la Fuensanta, con su mezcla de devoción y fiesta, es mucho más que una cita en el calendario cordobés. Es un reencuentro con la identidad popular, con los sabores, sonidos y colores que definen a un barrio y a toda una ciudad. Entre todos esos elementos, las campanitas de Esperanza ocupan un lugar especial, convirtiéndose en pequeños guardianes de la memoria colectiva.
Y mientras Córdoba celebra a su patrona, el repique de esas campanitas sigue sonando, ligero y alegre, como un latido que recuerda que las tradiciones viven porque hay manos y corazones que las mantienen vivas.