Las religiosas agustinas que completan la comunidad que, en Jerez de la Frontera, habita el monasterio de Santa María de Gracia, en pleno casco histórico, son popularmente conocidas como 'las de Santa Rita' porque, en las últimas décadas de modo especial, la imagen de esta mujer venerable que está expuesta al culto en la iglesia del convento ha acogido a muchas personas de fe popular que han acudido a encomendarse. Pero es preciso terminar de cruzar el patio de entrada para encontrarnos con el torno, abierto a los pedidos que siempre se han recogido in situ, y, cruzado el umbral de la clausura, con el obrador que tan dulce repostería lleva siglos ofreciendo.

Una veintena de religiosas se esmeran en la realización de cortadillos y empanadillas de hojaldre rellenas con cabello de ángel, bollos de aceite, yemas de coco, nevaditas de almendra lascada, merengas de azúcar y clara, surtanas de coco, figuritas de mazapán de almendra, pastelillos de bienmesabe con crema de yema, pestiños de vino o mantecados de vainilla, canela, chocolate y almendra, a la postre éstos últimos son los más reclamados cuando llegan estas fechas prenavideñas. Son recetas antiguas. De siglos es, por ejemplo, un cordero realizado con mazapán como constan en documentos de fechas cercanas a la fundación del convento.

Desde la clausura hasta el domicilio de todo aquél que les sale al paso en su predisposición reciente de servicio domiciliario. Ése es el camino que, gracias al voluntariado que se presta a ello, realizan de modo novedoso las agustinas. Acompañan su oración por esa dulce producción que convierten verdaderamente en bocados celestiales y que ya no es preciso buscar en el torno, que se mantiene a disposición de los que aún disfrutan de esa preciosa tradición por la que, al otro lado, una voz saluda diciendo "Ave María Purísima". La ceremonia de contestar el "sin pecado concebida" mientras se repiensa el pedido que vamos a realizar es de un paladar muy especial.

Pero ahora basta con una relación más fría pero más cómoda por la que, a través del Whatsapp, se pueden realizar las peticiones de todo aquello que, en nuestra visita, nos presenta Sor Fátima Román, la madre superiora de una comunidad en la que llama la atención una importante cantidad de religiosas de origen africano. Herederas son, al fin y al cabo, de una tradición de tiempo inmemorial. Prolongadoras, sin embargo, de una actividad que va apoyándose en novedades operativas como el servicio a domicilio en el que, desgraciadamente gracias a la pandemia, se convierte en respuesta eficaz a un esfuerzo en el obrados que merece llevar a casa.

El horario del convento para hacer la compra de modo tradicional es de 9,30 a 13,30 horas y de 17 a 18 horas. Para los que prefieren aprovechar el nuevo servicio se establece el teléfono 631 876 807, el habilitado para pedir a través de la mencionada red de mensajería. También se puede llamar al teléfono fijo de la comunidad, el 956 343 632. En un tiempo razonable el dulce producto de las delicadas manos de las religiosas llega a nuestro domicilio dispuesto a ser degustado, algo siempre recomendable pero de modo especial al llegar estas fechas del próximo diciembre en el que celebrar el Nacimiento del Niño Dios, Ése al que ellas prometen sus rezos por la salud de todos en tiempos tan complicados.