Los caballos llevan en volandas a Álvaro Domecq Romero en un funeral multitudinario, lleno de personalidades y con Jerez volcado en la despedida
La escolta de doce jinetes de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre y la presencia a la mano ante el ataúd del suyo personal, 'Yuste', han dado una dimensión muy especial al adiós al reconocido jinete, rejoneador y ganadero
Jerez - Publicado el - Actualizado
1 min lectura
Doce jinetes de la Real Escuela Andaluza de Arte Ecuestre que él fundó, vestidos de gala y sobre caballos de Pura Raza Española, han escoltado el féretro de Álvaro Domecq Romero a su entrada en la Catedral de Jerez. Estaba, entre los que formaban esta luctuosa escuadra, el que él mismo montaba, 'Yute', esta vez llevado a la mano por delante del ataúd.
Coronas como la de Su Majestad el Rey o las infantas Elena y Cristina, personalidades diversas desde la política así como muchas de las más altas esferas del mundo del toro, del caballo, de las bodegas o la sociedad: su viuda, Maribel Domecq Ibarra; la alcaldesa de Jerez, María José García-Pelayo; Inés Domecq, fundadora de la firma The IQ Collection; Francisco y Cayetano Rivera, Juan José Padilla, Jesulín y Víctor Janeiro, Fermín Bohórquez, Ruiz Fernandes...
Rafael Olvera, director de la Real Escuela Andaluza del Arte Ecuestre, ha destacado la figura del finado, (lo puedes edcuchar aquí) cuya altura se ha medido también por la muchedumbre que ha acudido a despedirlo y que rompieron en un espléndido aplauso a la salida del templo y cuando, mientras recorría el camino desde el Reducto Alto de la Catedral, le esperaban los caballos formados en el Arroyo.
Comitiva tras el funeral de Álvaro Domecq Romero
El sacerdote Luis Piñero, canónigo de la Catedral y vicario de Evangelización de la Diocesis de Asidonia-Jerez, se ha ocupado de presidir esta celebración acompañada de sacerdotes que definían bien diversas pertenencias de Álvaro Domecq como la Hermandad del Rocío (presente con estandarte), la Hermandad de la Redención o el Opus Dei. Banderas de las dos hermandades mencionadas lo cubrían en el templo, donde se contó con muy lucido acompañamiento musical.