Con la llegada del otoño, algunas personas experimentan ciertos cambios a nivel emocional. Estrenamos estación y nuestro organismo necesita un tiempo de adaptación después de meses de buen tiempo, vacaciones y más vida en la calle que en interiores. Ahora pasamos a una época en la que hay mucha menos luz solar, las temperaturas bajan, regresamos a nuestras rutinas... Lo normal es que tardemos unos días o semanas en habituarnos pero, si no lo logramos, podríamos padecer trastorno afectivo estacional.

La psicóloga de Centro Háblame de Almería, Teresa Más, explica en Mediodía COPE Almería que las personas suelen sentirse más tristes y desganadas en otoño. “La melatonina derivará en un mayor cansancio, cierto decaimiento... Además, la serotonina, hormona de la felicidad, tiende a disminuir”, comenta.

Más deja claro que “cuando los síntomas se agravan o no evolucionan correctamente es cuando hablamos de ese trastorno y ya debemos considerarlo una patología como tal”.

De hecho, según señala, “nos sentiremos deprimidos, con falta de energía, tendremos más sueño, dificultades de concentración, sentimientos de inutilidad...”

FACTORES QUE INFLUYEN

Los factores principales que provocan que los síntomas que hemos comentado se conviertan en una patología más severa son:

• los antecedentes familiares y genéticos (que la persona padezca patologías previas como episodios depresivos y ansiedad verán agravado el problema).

• el lugar en el que vivimos es otro un aspecto a tener en cuenta. En España la transición del verano al invierno es suave. No ocurre los mismo en los países nórdicos. Por eso, “allí el trastorno es más frecuente”, apunta Más en la entrevista en el programa Mediodía COPE Almería.

CONSECUENCIAS

La psicóloga afirma que no tiene por qué haber dificultades a nivel laboral y familiar, pero si se alargan los síntomas, los problemas laborales van a aparecer al igual que el aislamiento social. Necesitaremos acudir a un especialista.