A primera vista llama la atención por su curiosa forma desgarbada y fraccionada en algo parecido a los dedos de una mano, quizás de un extraterreste como ET. Al tacto, la piel resulta algo rugosa. Mano de Buda es una variedad de cidra la cual crece en pequeños arbolitos. Su color amarillo y aroma son similares a los de un limón.

Este tipo de productos son normalmente originarios de Asia pero se producen desde hace unos pocos años en España.

De hecho, en la provincia de Málaga, encontramos 'Giallo Royal', compañía dedicada al cultivo de frutas tropicales y subtropicales, desconocidas fuera de sus lugares originarios. Su gerente, Tinna Estrada, ha explicado a COPE Andalucía que “Mano de Buda es una especie de limón sin zumo pero se puede decir que no es tan amargo como esta fruta”.

En la actualidad, se está usando muchísimo en alta alta cocina, postres, cócteles, ensaladas “e incluso rallados quedan muy bien”,según apunta Estrada. En China y en Japón se emplean para perfumar las estancias de las casas y también la ropa.

UNA FRUTA SIN ZUMO

Otra peculiaridad es que no se pueden exprimir porque no tienen jugo. “Si aliñas una ensalada con zumo puedes llegar a destrozar la lechuga porque rápidamente se acaba poniendo muy blandita. Por eso, con esta fruta consigues el sabor cítrico del limón pero sin estropear el resto de los ingredientes”, comenta Estrada.

 

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Mano de Buda se cultiva sobre todo en la provincia de Málaga, en concreto en la zona de la Axarquía. Allí encontramos un campo ecológico de varios productos tropicales como el caviar cítrico, macacuyá o fruta de la pasión, naranjas pequeñitas... Mano de Buda es una fruta que se importa sobre todo de Asia o Sudamérica. Este rarísimo limón tiene muchos beneficios para la salud: “es vitamínico digestivo”, dice Estrada.

No se sabe a ciencia cierta a qué se debe su forma tan extraña, “tal vez Buda decidió de alguna manera que tuviera esa forma, es una cosa muy rara”, bromea.

Así mismo, deja claro que no es una fruta en la que se haya empleado la ingeniería, “quién sabe si, algún chinito, a lo mejor hace cientos de años, hizo algo y lo creó, se trasplantó y por eso perdura”, concluye.