Llaman a una médica de Granada porque alguien se ha caído y, al llegar, se lleva una sorpresa
Teresa es de Zafarraya. Cuenta en La Tarde que le avisaron de que un trabajador había sufrido una caída mientras colocaba unos focos, pero la realidad era muy diferente

Madrid - Publicado el - Actualizado
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Como cada mañana, el despertador de Teresa sonaba a las 6 y media de la mañana. Desayuna, se arregla y a las 7 y cuarto ya está en carretera. Aproximadamente una hora después llegaba al centro de salud de Zafarraya, Granada, donde empezó a pasar consulta. Aparentemente, era un día normal, pero la realidad es que era la última vez que iba a seguir esa rutina. Le tocaba jubilarse.
El día se presentaba tranquilo, pero, de repente, recibió un aviso. Un trabajador se había caído en el centro cultural del pueblo mientras colocaba unos focos. Teresa fue corriendo para allá y cuando entró, le recibieron en una gran multitud de aplausos. Todo el pueblo se había reunido en el centro cultural para homenajearla en su último día de trabajo.
Desde el ayuntamiento, se había mandado un “comunicado secreto” a los vecinos y no hizo falta nada más. Ahí estaban todos, pacientes, ex pacientes, familiares y amigos, agradeciendo a Teresa su profesionalidad, aplaudiendo su dedicación y, sobre todo, premiando su gran calidad humana porque es imposible que alguien en el pueblo diga algo malo de ella. Y es que Teresa habrá colgado la bata y el fonendoscopio, pero jamás dejará de ser médico.
Teresa está agradecida por lo que le ha tocado vivir
Teresa explicaba en
que "está bien y triste. Era ir a vivir lo que yo quería, ser médico, que la gente me quisiera y no un sueldo". Cuando recuerda todos esos momentos que ha vivido decía que "
, porque para ser médico rural hay que sentirlo, es muy difícil escuchar cada mañana el despertador y coger un coche a 80 kilómetros, no son lo mismo los veranos o inviernos de ahora que los de antes, yo me he quedado incomunicada, encerrada con nieve... Hay que querer estar ahí, yo siempre he querido ser médico rural, nunca he querido estar fuera de ese pueblo".
Rosana, la alcaldesa de Zafarraya y una de las personas que tuvo la idea para organizar toda la sorpresa a Teresa, explicaba que hicieron esto porque "aparte de ser nuestra médica de cabecera, es una excelentísima profesional, su calidad humana, su vocación, el tiempo que nos dedica, etc. es un ejemplo. Son muchos matices e historias las que hemos vivido con ella, tenemos un servicio de 24 horas en el pueblo, de las cuales 3 o 4 veces a la semana solía estar ella. Es una persona queridísima y no se podía ir sin este homenaje. Teresa sabe que este es su pueblo y queremos que venga ya mismo otra vez".
Por su parte, otra de las protagonistas de esta historia es Maribel, mencionaba que "la vamos a extrañar muchísimo, sobre todo yo por la larga enfermedad que he tenido y el gran apoyo que he tenido con ella, y ahora me siento huérfana. Ha sido mi médico, mi amiga, mi psicóloga, mi gran apoyo en mi enfermedad. Me emociono ahora porque la voy a extrañar muchísimo".
También tuvo su palabra Victoria, otra vecina de Zafarraya que guarda un gran recuerdo de Teresa. "Nos dedicaba todo el tiempo del mundo, todo el que podía, con lluvia, con viento, con lo que sea, ha estado siempre ahí. Y como médico excelente. La echamos mucho de menos y ella ya sabe que ahora toca fiestuqui, sabe que aquí le queremos muchísimo, las puertas están abiertas cada vez que quiera venir y si no conoce el camino, el GPS".
No le gusta la palabra jubilada
Teresa se siente dolida cuando le mencionan que está jubilada, "no quiero jubilarme, quiero seguir con mi gente, escuchándolos, estando con ellos porque todos los niños de 21 años para arriba los he visto yo nacer, antes no había tantos especialistas, y el médico hacía de todo: ginecólogo, matrón, entonces, ha sido mucho".