La Foto: Nada nuevo bajo el sol

Madrid - Publicado el - Actualizado
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La foto que me ha llamado la atención hoy es de Vivian Maier, un gran clásico. Todo el cuadro está ocupado por un kiosko de prensa. Un kiosko de madera, pequeño para lo que ahora se estila. Doce montones de periódicos con alturas dispares, todos ellos con una piedra encima. Hay que evitar que una ráfaga de viento se acabe llevando las noticias, que por lo general pesan poco. Si se revuelve el papel, huele a tinta casi fresca y se escucha todavía el canto festivo de las rotativas y las voces de la redacción. El couché trepa por los laterales del kiosko. A lo más alto se han encaramado el New Yorker lleno de sesudas reflexiones y algún poema. Debajo, más ligeras y agiles, dos revistas, Time y Newswekk, con recados de muchos rincones del mundo. En el centro de la caseta se abre un ventanuco. Y se ve a Dan, que es el quiosquero, descabezando un sueñito. Dan gasta corbata y sombrero de hombre elegante. Ha apoyado la cara en la mano izquierda y se ha dejado vencer por el sopor. Dan no es como Jacob su padre, no es un luchador. Es un hombre tranquilo. No suele mancharse las manos ni con los diarios ni con las revistas que vende. No es que Dan piense que estén llenos de embustes. No, simplemente Dan piensa que en realidad no hay nada nuevo bajo el sol, no hay nada nuevo que pueda interesarle. Dan es vegetariano y tiene una carnicería. Dan piensa que no merece la pena agitar el Universo, no merece la pena estremecerse, apenarse, ensanchar las entendederas. Hay, sí un tiempo para morir y otro para vivir, pero no es el momento de agitarse. Es el momento , como siempre, de medir la vida con la pequeña y doméstica cucharilla de café a la que está acostumbrado. Dan no quiere cruzar río alguno, no quiere pelear con nadie, no quiere quedarse cojo, no quiere preguntas incómodas, no quiere ser padre de nadie. Dan, mientras descabeza un sueño, se complace en el hastío de los hombres huecos, su cara parece la de un paciente anestesiado.