En dicho cuadro, un óleo sobre lienzo de 180 por 130 centímetros, se puede contemplar al torero Victoriano de la Serna, una de las más importantes figuras del toreo de la preguerra, instrumentando el pase que inspiró a Ruano Llopis, denominado después como "el de las flores" por las rosas y los claveles que el autor pintó en la parte superior derecha del lienzo.

"Este cuadro es parte de nuestra vida, de la historia de nuestra familia, que lo tuvo expuesto en su casa durante 85 años. Una obra impresionante, con una luz mediterránea bellísima. Nos ha costado mucho desprendernos de él, pero qué mejor sitio que este Museo Taurino para que la gente pueda disfrutarlo como llevo haciéndolo yo desde niño", ha reconocido José Ignacio de la Serna, hijo de Victoriano.

El presidente del Senado, Pío García Escudero, presente en el acto de inauguración, ha dicho que esta donación representa un "actos de generosidad inmenso", pues este cuadro, de un enorme valor artístico y económico, es una muestra más "de la indisoluble relación entre la tauromaquia y la cultura".

La historia del 'Pase de las Flores' data del 25 de julio de 1933, cuando Victoriano de la Serna invitó al célebre pintor alicantino a verlo torear esa tarde en Valencia, en un cartel completado por Vicente Barrera y Manuel Bienvenida, con toros de la ganadería de Marqués de Saltillo.

De la Serna brindó a Ruano Llopis la muerte de uno de esos toros, además de dedicarle unas emotivas palabras en las que le reconocía su gran admiración y esperaba que su toreo pudiera llegar a ser motivo de inspiración para su pintura.

Durante la faena a Fajito, que así fue como se llamó aquel toro, surgió la improvisación de un pase por la espalda a modo de remate tras una serie de derechazos.

En ese momento las musas se le aparecieron a Ruano Llopis, llevándole posteriormente a crear esta pintura, que él mismo regaló a De la Serna semanas más tarde, a lo que el torero le correspondió con otro presente: El traje de luces oro viejo y plata que lució aquella histórica tarde, y con el que también quedó inmortalizado en el lienzo.