TOROS ALBACETE

Hernández y Molina triunfan en una tarde de mucho contenido en Albacete

Julio César Sánchez

Agencia EFE

Publicado el - Actualizado

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Julio César Sánchez

Los novilleros Víctor Hernández y José Fernando Molina acapararon el titular de una tarde de gran contenido en Albacete, donde salieron a hombros tras cortar dos orejas cada uno, mientras que Álvaro Alarcón ofreció también una gran imagen, aunque afeada por su desacertado uso de los aceros.

El quinto festejo de Albacete reunió a tres novilleros castellano manchegos que han logrado abrir la puerta grande de Madrid este año; es decir, novillada de altos vuelos. Y se saldó con el triunfo de Víctor Hernández y José Fernando Molina, que dieron una gran dimensión, al igual que Álvaro Alarcón quien, con el peor lote, volvió a poner sobre la arena un concepto de sobria verdad.

En cuanto a la novillada de Montealto cabe resaltar el variado juego que ofrecieron, amén de la acostumbrada seriedad de los ejemplares que saltan al ruedo de la capital albaceteña.

En el que abrió plaza Víctor Hernández tuvo que bregar tanto con el novillo al mismo tiempo que con otras circunstancias como fueron la lluvia que empezó a caer justo en el inicio del festejo, y la embestida algo desentendida del, por otra parte, buen novillo de Montealto, que tuvo muy buen embroque.

Hernández no se arrugó en una faena de gran firmeza y verticalidad, con algún enganchón de más, y sin gesto alguno de cara a la galería. El uso certero del acero -con voltereta incluida- le granjeó el primer trofeo de la tarde.

Por su parte, el cuarto tuvo menos fuelle y raza. Hernández le planteó una faena dispuesta, bien estructurada, de más a menos, algo afeada por la falta de celo de su oponente.

Mucho y bueno realizó José Fernando Molina a la verónica en el recibo al noble segundo, y siguió la calidad en un suavísimo quite por tafalleras en la que una de ellas fue deletreada y circular.

En el último tercio el de Montealto conservó la calidad en sus embestidas, de dulce nobleza y clase, y Molina lo toreó a placer, sin violencia alguna, saboreando las acometidas y balanceando la figura para completar los muletazos de altísimo nivel por ambos pitones. En el tramo final primaron los circulares sin rectificar, arrimándose sin alharacas. Dejó media arriba y el novillo dobló.

El quinto se centró después de deambular sin fijeza en los dos primeros tercios. Molina, que tomará la alternativa dentro de tres días en este mismo ruedo, demostró estar sobradamente preparado para tal empresa. Dejó la muleta en la cara del encastado ejemplar de Montealto y ligó los muletazos con emoción y ajuste, destacando varios pasajes al natural. Rubricó a la primera con el estoque y se le pidieron -y concedieron- las dos orejas.

Álvaro Alarcón también salió arreado; con temple, pero arreado. Lo demostró en las verónicas iniciales y el quite posterior por ajustadas y garbosas gaoneras. El de Montealto se movió algo falto de ritmo y soltando la cara por momentos. El de Torrijos sorteó los derrotes y derrochó serena firmeza a pesar de que la faena no terminó de conectar con los tendidos.

E interesante -aunque no lucida- resultó la faena de Alarcón al sexto; no solo por lo que pudo hacer frente a un novillo manejable pero falto de entrega y clase, que fue ponerse muy encajado, dando el pecho y sin moverse, sino por la clase de toreo que quiso desarrollara, de gran verdad y compromiso, sin efectismos. Sin embargo no anduvo tan convencido a la hora de matar.

FICHA DEL FESTEJO.- Seis novillos de Montealto, bien presentados. Primero noble y con clase, aunque con una salida algo desentendida. Segundo con muchísima calidad. Tercero noble pero falto de ritmo. Cuarto noble aunque venido a menos. Encastado el quinto, ovacionado en el arrastre. Sexto falto de entrega.

Víctor Hernández (de malva y oro), que se presentaba en esta plaza: estocada entera arriba (oreja); casi entera y un descabello (oreja).

José Fernando Molina (de verde manzana y oro), que se despedía de novillero antes de tomar la alternativa: media arriba y un descabello (oreja); casi entera algo contraria (dos orejas).

Álvaro Alarcón (de blanco y plata), que se presentaba en esta plaza: estocada entera desprendida (ovación tras aviso); pinchazo, entera arriba y cinco descabellos (silencio con aviso).

Hernández y Molina salieron a hombros junto al mayoral de Montealto.

La plaza registró algo menos de media entrada.

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