Emilio de Justo ha bordado el toreo en su primero en tandas por uno y otro pitón en las que ha sabido aprovechar sus buenas condiciones del de Algarra, pero cuando tenía las dos orejas en el más que aseguradas las ha perdido con los aceros.

En el cuarto, que ha sido el garbanzo negro del encierro, ha tenido que abreviar al ver que el animal no tenía ni un pase.

Ginés Marín ha estado muy entregado y valiente ante sus dos toros, a los que ha realizado sendas faenas de mérito que han tenido mucha transmisión.

Cuando ya tenía entreabierta la puerta grande por la oreja conseguida en su primero, ha salido a por todas en el quinto y ha cuajado excelentes tandas de muletazos.

Pablo Aguado ha realizado sendas faenas basadas sobre la mano diestra, el pitón por el que mejor iban los astados de su lote.

Ha perdido la oreja que había ganado a ley en su primero al necesitar de varias entradas a matar, pero se ha quitado la espina en el sexto bis, que le ha ofrecido mayores opciones.