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Juan Ortega reflexiona en COPE sobre el adiós de Morante: "Rellenar su hueco sería una equivocación"
El torero sevillano repasa su temporada en El Albero y habla de su relación con las plazas de Sevilla y Madrid.

Juan Ortega, en El Albero
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Al cierre de su temporada española en Chinchón, el torero Juan Ortega ha repasado su año en los micrófonos de 'El Albero' de la Cadena COPE. En una conversación pausada, el diestro sevillano profundizó en su concepto, su irregularidad como peaje de su personal tauromaquia y la responsabilidad que siente su generación tras la retirada de una figura como Morante de la Puebla, con quien ha compartido cartel en numerosas ocasiones.
Una temporada de luces y sombras
Juan Ortega no oculta que su temporada 2025 ha tenido de todo. Ha habido tardes de plenitud y otras de frustración. "He conseguido cosas que hasta el momento no había hecho nunca, y cosas que incluso me sentía incapaz de hacer delante de los animales", confesaba, contrapuestas a días en los que "las cosas no salen, uno no lo ve claro, la gente se enfada mucho y se sufre". Por ello, asegura que la regularidad no es un objetivo que le obsesione, pues su única meta es desarrollar su personal concepto del toreo.
Sobre la manida etiqueta de 'torero artista', Ortega defiende que el arte "es de las cosas más bellas que hay", pero traza una línea roja: "Si utilizas el arte como excusa para no arrimarse, entonces no vale, aquello es un cuento". En su lugar, reivindica al que es "capaz de partir a la gente el corazón por la mitad", algo que considera "una maravilla, es un don de dios".
La profundidad y la hondura de las cosas están muy cerca del sufrimiento"
Sevilla, la hondura y el sufrimiento
Hablando de plazas, La Maestranza de Sevilla ocupa un lugar central. "Es una plaza que te sientes muy observado, mide mucho", explica Ortega. El torero reflexionó sobre las dos orillas del Guadalquivir, Sevilla y Triana, y cómo históricamente han marcado dos formas de torear. Para Ortega, los toreros de Triana, un barrio "alejado de la grandeza de Sevilla", se criaron en un ambiente donde se sufría más. "Yo soy de la opinión que la profundidad y la hondura de las cosas están muy cerca del sufrimiento, ahí hay una línea muy fina", sentenciaba.
Ortega rehúye etiquetas, pero reconoce la singularidad de Sevilla a la hora de mirar a sus toreros. “A Sevilla le gusta tener un referente, le gusta presumir de torero, igual que el que presume de mujer guapa”, confesaba en El Albero. Para el sevillano, esa necesidad de la ciudad por enarbolar a un nombre propio en cada época responde tanto al orgullo de su afición como a la sensibilidad con la que mide a quienes pisan la Maestranza. “Es un privilegio al que a todos nos gustaría llegar, porque Sevilla sabe que tiene el gusto y el mando”, subrayó.
la responsabilidad en madrid
El torero trianero también reconoció que en Las Ventas todo pesa más: “sale un toro muy grande, la plaza es enorme, el público lo quiere todo ya y pronto”. Para el torero, esa inmediatez y esa severidad convierten a Madrid en una plaza "de enorme responsabilidad, donde cuesta trabajo abrirse paso y donde la exigencia del tendido marca cada tarde con un listón difícil de alcanzar".
En este sentido, el diestro hizo una profunda autocrítica sobre su relación con el público. Ha confesado que antes usaba como excusa la frialdad de los tendidos, pero ha llegado a una conclusión reveladora: "Esa frialdad no viene del público, esa frialdad viene de ti cuando cuando te falla algo en ti, cuando falla tu compromiso, cuando falla tu verdad, cuando falla tu pureza".
Pretender ser como Morante o querer rellenar el hueco que deje sería una equivocación"
El adiós de Morante y el futuro

Daniel Luque, Morante, Juan Ortega, en su salida a hombros en Azpeitia
La retirada de Morante de la Puebla, figura con la que ha toreado "muchas tardes", le ha provocado una sensación de "responsabilidad". Ortega se crió viendo torear a Morante, El Juli y Ponce, por lo que su marcha le hace sentir el peso del relevo generacional. Sin embargo, se muestra tajante ante la idea de suceder al de La Puebla: "Pretender ser como Morante o querer rellenar el hueco que deje sería una equivocación".
"No quiero ser una copia de nadie, para eso ya está el original", añadía. Según Ortega, en el toreo "no hay nadie imprescindible" y cada matador debe "cogerle el corazón a la gente con tus armas". Su objetivo para el futuro es claro: buscar un toreo más allá del arte, un "toreo arrebatado y salvaje", como él mismo lo define, en el que la expresión del hombre sea tan grande que todo lo demás, incluido el toro, pase a un segundo plano. Un concepto que resume citando al maestro Juan Belmonte: "Aquí ya no hay ni terrenos del toro ni terrenos del hombre, aquí lo que hay son los terrenos del torero".
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