¿Se puede morir de pena? Esta es la razón por la que muchos fallecen tras la muerte de un ser querido
En el tiroteo que hubo el pasado 24 de mayo en Texas, 19 alumnos y 2 profesoras fallecieron. Este jueves ha muerto el marido de una de ellas y su familia dice que ha sido de pena

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Madrid - Publicado el - Actualizado
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El pasado 24 de mayo, un joven de 18 años llamado Salvador Ramos llegó al colegio 'Robb Elementary' de Uvalde, en Texas (Estados Unidos) y asesinó a 19 alumnos (menores de 10 años) y dos profesoras. Este jueves se supo que el marido de una de las profesoras, Joe García ha muerto de un infarto, dejando a sus cuatro hijos completamente huérfanos. Uno de los sobrinos de la profesora ha publicado en su Twitter que su tío ha muerto de la pena. Pero, ¿Es esto cierto?, ¿Puede alguien morir de pena? Esta no es la primera vez que escuchamos esta expresión, pero es complicado de responder.
Y es que sufrir una tristeza muy grande puede desencadenar efectos negativos en nuestro cuerpo. Como tal, no es posible morir de pena, pero sí que es cierto que la tristeza prolongada en el tiempo puede acarrear consecuencias en la salud de las personas. A pesar de lo que podamos pensar, la salud mental está íntimamente relacionada con la física. Hay varios estudios que confirman esta relación, como es el caso del publicado en 'National Institute of Mental Health'. Aquí dicen que "las personas que tienen depresión, sin importar su edad, corren un mayor riesgo de tener ciertas enfermedades físicas".
Síndrome del corazón roto
Se ha detectado que las personas con depresión tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, diabetes, accidentes cerebrovasculares, dolor y Alzhéimer. Desde el 'National Institute of Mental Healt' afirman que "las razones del mayor riesgo de otras enfermedades en las personas con depresión aún no están claras. Un factor de riesgo para algunas de estas enfermedades puede ser que muchas personas con depresión podrían tener menos acceso a una buena atención médica. También podrían tener mayor dificultad para cuidar de su salud". Por lo tanto, podemos concluir que la depresión es un factor de riesgo para desarrollar otras enfermedades.
Uno de los términos que suelen utilizar los profesionales de la medicina es el de "síndrome del corazón roto". Según la Clínica Mayo, se trata de una afección cardíaca temporal que puede ser provocada por haber estado expuesto a situaciones estresantes y emociones extremas. Las personas que sufren este síndrome pueden padecer dolor en el pecho, por lo que, a menudo se confunde con un infarto. Lo que le ocurre a nuestro corazón no es que se rompa, sino que una parte de él deja de funcionar correctamente, por lo que el resto puede ser que se contraiga más fuerte de lo normal.
Incapacidad de superación
El riesgo real de fallecer por esta afección es bajo, pero no imposible. Lo que está claro es que atravesar una situación traumática puede causar una serie de consecuencias físicas y mentales imposibles de superar. Hay individuos que son incapaces de superar el hecho que les ha causado tanta tristeza y entonces dejan de luchar para salir adelante y mejorar. Por ello, es de vital importancia que todos aquellos que hayan tenido que pasar por una situación que les haya causado un impacto emocional negativo, cuenten con la ayuda necesaria.
"En la actualidad existe consenso acerca de que los factores psicológicos pueden desempeñar un papel esencial en la historia natural de las enfermedades médicas. Factores como las conductas relacionadas con la salud, nuestros estados psicológicos o emocionales, las características personales y los modos de afrontamiento, han demostrado ser de especial relevancia en este sentido", expone un estudio titulado 'Emociones negativas y su impacto en la salud mental y física'. Así que no es que realmente la tristeza nos haga morir, sino el deterioro que lleva consigo. Los individuos dejan de cuidarse (comen menos y mal, por ejemplo) y está demostrado que la depresión hace que nuestro sistema inmune funcione peor, por lo que somos más propensos a desarrollar una enfermedad.