¿Por qué reímos o nos movemos cuando nos hacen cosquillas? Se trata de un mecanismo de defensa ante el peligro

Una incertidumbre estresante es lo que lleva al cerebro a lanzar una advertencia de peligro al cuerpo. Se ha estudiado la zona cerebral que se activa frente al tacto de otros

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Redacción digital

Madrid - Publicado el - Actualizado

3 min lectura

¿Cómo reaccionas cuando te hacen cosquillas? Normalmente, ante estas caricias provocadas por otra persona en algún punto específico de nuestro cuerpo, convulsionamos (moviéndonos sin control) o reímos a carcajadas. Sin embargo, lejos de ser algo tan normal como creemos, se trata de un mecanismo de defensa, ya que nuestro cuerpo piensa que está en peligro y trata de advertirnos. Los científicos explican que el cerebro intenta en todo momento, anticipar cualquier cosa que pueda ocurrir. Por eso, cuando acontece algo no esperado, el cerebro reacciona como si estuviese en peligro.

Cuando alguien nos hace cosquillas, el cerebro tiene la incertidumbre de no saber hacia dónde va a ir ese movimiento, lo que provoca que nos estresemos. Para evitar esa sensación, reaccionamos con convulsiones o risas descontroladas. No obstante, si tratamos de hacernos cosquillas a nosotros mismos, no lo conseguiremos. Esto se debe a que el cerebro sabe lo que va a ocurrir. Para averiguar qué áreas del cerebro se activaban, un equipo de investigadores de la Universidad de LinKöping (Suecia), realizó un estudio en el que observaron mediante resonancias magnéticas que mostraba la actividad cerebral de 54 voluntarios.

Durante el experimento, pidieron a los participantes que se acariciasen el brazo, para luego repetir la misma acción pero ejercida por otro miembro. Tras esto, analizaron las imágenes obtenidas y comprobaron que las zonas del cerebro que se activaban en ambas acciones no eran las mismas. Cuando la caricia es realizada por uno mismo, el cerebro elimina la actividad de una parte de la corteza cerebral, que es la asociada a la percepción. Es por este motivo por el que nuestra sensación y la reacción no es la misma que si nos acaricia otra persona u objeto.

¿Por qué no podemos hacernos cosquillas a nosotros mismos?

"Demostramos cómo la atenuación sensorial ayuda a diferenciar el contacto personal y el contacto social de los demás. Encontramos una desactivación generalizada durante el contacto personal y una activación durante el contacto de otros en áreas que están involucradas en el procesamiento somatosensorial, la cognición social y la prominencia", confirman los investigadores. Otro experimento que emplearon fue tocar los brazos de los participantes con filamentos de distintogrosor a la vez que se le acariciaba el brazo (por la propia persona o por otra). Los expertos detectaron que, en las ocasiones que los voluntarios tocaban su brazo, la capacidad para notar el otro estímulo externo (provocado por los filamentos) era disminuída. Esta podría ser la explicación de que nos toquemos la zona donde acabamos de recibir un golpe, para reducir la sensibilidad del impacto.

Pero este equipo sueco ha ido un paso más allá y descubrieron que las áreas que se "encienden" en nuestro cerebro cuando nos toca alguien, son las relacionadas con la cognición social. Por lo tanto, queda demostrado que el tacto es una función fundamental en las relaciones sociales tanto humanas como animales. Ahora, lo que deben seguir estudiando los científicos, son los procesos neuronales que hacen que nuestro cuerpo diferencie un tacto propio de uno externo. "Nuestros paradigmas experimentales son muy adecuados para futuras investigaciones en pacientes psiquiátricos con diferenciación disfuncional entre uno mismo y otros y habilidades interoceptivas alteradas, por ejemplo, en autismo, esquizofrenia o trastorno límite de la personalidad", declaran los investigadores.

Visto en ABC

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