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Informe COPE: 2 de cada 10 usuarios de albergues y comedores sociales son jóvenes

El riesgo de cronificación es mayor cuanto más tiempo se pasa en la calle

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Carmen Labayen
@carmenlabayen

Jefa de Sociedad, Nuevas Tecnologías y Casa Real en COPE

Tiempo de lectura: 5'Actualizado 13:36

2 de cada 10 personas que viven en albergues y alojamientos colectivos de emergencia y son usuarias de los comedores sociales en España son jóvenes. Se trata, según recoge el último Informe COPE, de 6.036 chicos y chicas de entre 18 y 29 años, de un total de 28.500 en esta situación en 2022 en nuestro país. El riesgo de cronificación de esta vida en la calle es mayor cuanto antes se sufre y cuanto más se prolonga en el tiempo.

Quienes apoyan a estos jóvenes persiguen su autonomía, consideran que los proyectos que mejor están funcionando, según explican a COPE desde la Federación de Asociaciones y Centros de Ayuda a Marginados (FACIAM) son los que además de brindar un acceso a la vivienda, fomentan en paralelo su inserción comunitaria, su salud, y su formación y empleabilidad. Escucha aquí el reportaje al completo.

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Una de estas iniciativas se llama Futuro&Co y la impulsan 11 entidades referentes en el trabajo con personas vulnerables como Cáritas, San Juan de Dios o las Hijas de la Caridad que han abierto 179 plazas para jóvenes sin hogar en 6 Comunidades Autónomas financiadas con parte de los fondos europeos Next Generation hasta diciembre de 2024.

Nico y Alpha, dos ejemplos de saber aprovechar recursos y oportunidades

Nico llevaba 5 años sin un domicilio fijo cuando logró al fin la ayuda que necesitaba y finalmente una de esas plazas en Futuro&Co. Tiene 26 años y vive un piso social y compartido en el madrileño barrio de San Isidro, donde ha vuelto a sonreír. Como este joven de Uruguay, 7 de cada 10 jóvenes sin hogar son inmigrantes.

Perdí el trabajo y al final me quedé en situación de calle y contacté a través de Cáritas. Me acuerdo muy bien de cómo fue nuestra llegada a este piso en el que ahora vivimos. Vinimos todos andando en pandilla desde el albergue que está ahí abajo y hasta aquí y cuando entramos la sensación fue la de volver a tener una vida normal” explica Nico a COPE.

Ha pedido el arraigo por formación, pero, de momento, no tiene papeles, ni permiso de residencia, ni permiso de trabajo. Mientras los tramita no pierde el tiempo y continúa formándose en el sector de las nuevas tecnologías. En febrero terminó un curso de grado superior de programador y desarrollador de robotización de procesos y ya está planeando iniciar el siguiente: “para trabajar tendré aún que esperar, pero estudiar es algo que me gusta y se me da bien. Estoy tratando de hacerme un buen currículum y de escoger cursos que tengan salidas profesionales”.

Gracias al apoyo integral que recibe en el hogar, Nico considera que podrá lograr la independencia a la que aspira: “Gracias a esta vivienda y al apoyo que recibo, tengo más tranquilidad y también más herramientas con el trabajo que hacemos con mis trabajadores sociales, lo veo como un paso adelante para dejar atrás la exclusión social”.

A quienes están en la misma situación les recomienda luchar porque según subraya “hay muchas ayudas y hay que buscarlas. Que aprovechen en los albergues y hablen con los trabajadores sociales, aprovechar los apoyos que te dan. Estar permanentemente 24/7 llamando a teléfonos, cursos, talleres, buscando trabajo, da igual si no te cogen, tú sigue llamando porque al final es como se hacen todos los contactos y todas las redes, alguna de esas puertas siempre se abre”.

Informe COPE: 2 de cada 10 usuarios de albergues y comedores sociales son jóvenes

Alpha tiene 24 años y es de Sierra Leona. Es cocinero y ha logrado un empleo después de formarse en un proyecto de gastronomía social con CESAL: “Tengo permiso de trabajo, pero el 18 de julio tengo que renovar mi tarjeta roja y mientras va pasando el tiempo para solicitar el arraigo social en España”.

Considera que su vida ha cambiado mucho gracias al proyecto de Futuro&Co: “Aprecio mucho todo lo que he podido hacer aquí y también la tranquilidad con la que he podido avanzar. Mi sueño es trabajar tranquilamente para buscar una casa y hacer las cosas bien, traer a mi familia y ayudar a la gente que lo necesita”.

Con apoyos y con papeles, casi todos salen adelante

Hay personas que traen vivencias muy complicadas y necesitan muchos apoyos que no se limitan a la vivienda. Que no todo es la vivienda y eso sí que lo da el proyecto. Tenemos acceso a un psicólogo y muchos referentes sociales y vamos paliando esas situaciones complicadas que pueden lastrar el proceso y que son la base también para que puedan completar su formación y mejorar su empleabilidad” explica a COPE María Buero, técnica de empleo en la Fundación San Martín de Porres.

Otro de los problemas que afrontan los inmigrantes es estar en situación irregular en España porque hay muchas formaciones a las que no pueden acceder, tampoco pueden obtener la titulación ni trabajar: “con la situación administrativa, bien la inmensa mayoría logra insertarse, pero es verdad que jugamos con un mercado laboral que no les da siempre la estabilidad que necesitan, pero lo que veo es que aprovechan muy bien los recursos que se les dan”.

La clave, subraya, es la orientación personalizada, trabajar la autonomía, las competencias digitales y un itinerario centrado en formación o en empleo o las dos cosas en función de lo que vaya necesitando cada uno de los jóvenes.

Solo una vivienda no basta, necesitan un apoyo integral

Consideramos que solo con tener acceso a un piso no es suficiente. Es preciso apoyar a la persona en el resto de sus dimensiones: ayudarle a tejer una red social y una comunidad, cuidar su salud física y mejorar su formación y con ello sus posibilidades de encontrar un empleo. La vivienda con todos los apoyos y elementos que suman hasta conseguir que la persona pueda llegar a su autonomía” explica a COPE Elena Ayuso, secretaria técnica de FACIAM.

Los jóvenes a los que atienden tienen una media de 21,5 años y según constatan en esta entidad, crecen las necesidades de este colectivo de forma que ahora mismo casi 1 de cada 3 personas a las que atienden tiene menos de 30 años: “Hay que actuar muy pronto si no quieres que las situaciones se cronifiquen y especialmente con los jóvenes hay que sacarlos lo antes posible de la calle donde muy rápidamente se pierden redes y la salud se ve lastrada”, señala Ayuso.

Constata que “en la calle hay sobre todo hombres, pero también cada vez más mujeres, personas con diferente edad y orientación sexual, personas jóvenes y muy jóvenes, personas migrantes y personas que ayer estaban en situación precaria y hoy se han visto de nuevo en la calle. En común tienen la pérdida de las redes sociales y familiares que les dan soporte. Nuestra red es la última red a la que acuden las personas que lo han perdido todo, que salen como centrifugadas de la sociedad y no encuentran su sitio”.

Las necesidades han ido a más, de forma que ahora mismo hay entidades sociales que tienen listas de espera de 100 o 200 personas: “no debería haber listas de espera en situaciones de emergencia de este tipo porque ¿dónde esperas? Es una contradicción, ya que quien necesita ayuda urgente no puede esperar, de forma que si hablamos de listas de espera es para llamar la atención sobre la demanda que hay y sobre el hecho de que no estamos dando la respuesta adecuada.

Las soluciones pasan, en su opinión, por mejores medidas de protección social, empezando por más viviendas sociales y siguiendo por brindarles los apoyos necesarios en otras áreas importantes: “no se trata tanto de hacer crecer las plazas de emergencia, sino que el sistema responda y dé respuesta a muchas personas que no tendrían por qué estar en nuestra red y de aumentar la vivienda de protección que en España está en menos del 1,5 por ciento del parque inmobiliario total”.

En la Fundación Hogar Sí calculan que más de 37.117 personas viven en la calle en España, que supone un 30 por ciento más que la que reflejan las cifras del INE, que solo tienen en cuenta a las personas que recurren a los sistemas de atención como albergues o comedores.

De estos usuarios, 4 de cada 10 llevan más de 3 años sin un hogar, según refleja la última Encuesta a Personas Sin Hogar. El 40 por ciento llegan a esta situación por desahucio o impago y el 27 por ciento por pérdida del trabajo. Solo el 5 por ciento trabaja y únicamente el 17 por ciento percibe el Ingreso Mínimo Vital (IMV).


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