El objetivo a corto plazo de los científicos y los gobiernos de medio mundo es que el hidrogeno, el gas más abundante del universo, deje de ser tan peligroso de almacenar y transportar.

Eso haría que su precio lo hiciera más accesible y se extendiera su uso como alternativa a los combustibles fósiles que están provocando el calentamiento global. En estos momentos, además, se podría convertir en el sustituto menos contaminante del gas, ahora que Europa quiere cortar lazos con Rusia.

Es el motivo por el que Javier Brey, presidente de la Asociación Española del Hidrógeno (AeH2)y del EHEC 2022 explica en COPE que “la guerra de Ucrania nos ha mostrado lo frágil que es el sistema energético europeo. Europa importa el 90% del petróleo, entre el 60 y el 80% del gas natural y el 40% del carbón. Un tercio de todas esas importaciones vienen de Rusia y desde el pasado mes de marzo Europa pretende independizarnos de esas importaciones con el “Plan REPowerEU”. Con programas que fomentan el hidrógeno verde producido en Europa. Esto nos obligará a desplegar 800 gigavatios en electrolizadores en los próximos 8 años”.

En este contexto, España quiere ser líder mundial en la producción de hidrógeno verde y ya ha presentado el 20% de los proyectos mundiales en lo que llevamos de 2022, solo superados por EEUU.

Si nos centramos en España, añade Brey en COPE, “se utilizan cada año unas 500.000 toneladas de hidrógeno. Sin embargo, tiene un origen fósil ya que lo producimos, por ejemplo, a partir de gas natural, y denomina hidrógeno gris.

La economía del hidrógeno plantea un escenario distinto porque pretende que sea a partir de todas las energías renovables que tengamos en nuestro país. Y que lo que la energía solar o fotovoltaica que no consumamos de modo eléctrico la utilicemos para producir hidrógeno verde que se convierta en un combustible alternativo, un sustituto para el gas natural en nuestros hogares, la gasolina en nuestros coches o al carbón. En definitiva, cambiar de un hidrógeno basado en combustibles fósiles a otro producido con energías renovables”.

Sin embargo, falta por resolver el problema del transporte del hidrógeno. Para poder exportar este gas al resto de Europa, el Gobierno debería reactivar la construcción del gaseoducto Midcat que une Cataluña con Francia y que está paralizado desde hace 3 años. Además, ese gaseoducto permitiría suministrar gas que llega a España desde Arabia Saudí, Kuwait o Catar.

Es en lo que se basan los defensores del hidrógeno para creer que podría ofrecer una solución ecológica para algunas de las industrias más contaminantes, incluyendo el transporte, la producción química y de acero, y la generación de energía.

HIDRÓGENO PARA TODOS

Hasta el momento, se venían usando hidrocarburos para generar esa energía, por lo que generar hidrógeno seguía contaminando el medio ambiente, pero la comercialización masiva del hidrógeno verde podría limpiar nuestras carreteras de CO2 y cocinar con menos humos contaminantes.

Es 100% sostenible, pero mucho más costoso de producir que el hidrógeno tradicional (denominado gris y azul en función de lo contaminante que sea). Se obtiene descomponiendo el agua con energías renovables como el sol y el vientousando un proceso llamado electrólisis. Así suena muy fácil, pero además es altamente inflamable por lo que transportarlo y almacenarlo es todo un reto en el que trabajan investigadores como Juan Carlos Serra. Este profesor investigador del Instituto de Tecnología Química (ITQ), un centro mixto del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) explica en COPE que ha conseguido una fórmula de producción industrial que abarata su precio.

Es la primera vez que se demuestra que esta tecnología permite obtener hidrógeno de forma industrial y, para ello, un grupo de investigadores con participación española representada por el profesor Serra combinaron 36 membranas cerámicas individuales en un generador escalable y modular.

El investigador del CSIC https://www.csic.es/es detalla en COPE que “el hidrógeno verde permite almacenar energía (la renovable es intermitente) y hoy se puede transportar. Pero, por su baja densidad, hace falta mucha inversión económica para conseguirlo. Por eso se plantean meterlo en otro líquido que luego hay que volver a descomponerlo. Para eso hemos desarrollado sacar hidrógeno en un solo paso entre nuestra unidad y se descompone a través de una membrana y, después, electrocompirlo en hidrógeno y CO2”.

Esta es una de las eternas promesas de los combustibles alternativos a aquellos fósiles y emisores de gases de efecto invernadero. Sin embargo, tanto el profesor Serra como Javier Brey están convencidos de que se cumplirá el objetivo de empezar a propulsar su consumo en 2.030.

LOS COLORES DE LA VIDA

La dificultad que conlleva este proceso y la energía de la que proceda ha llevado a los científicos a clasificar el hidrógeno en colores:

1. La opción más ecológica es el 'hidrógeno verde', producido a partir de energías renovables, una alternativa 100% sostenible que, sin embargo, es la menos común del mercado.
2. El 'hidrógeno azul o bajo en carbono' se obtiene de combustibles fósiles, pero emite un porcentaje pequeño carbono tras utilizar un método llamado ‘captura y almacenamiento’.
3. El hidrógeno gris es el más utilizado actualmente -por ejemplo, en la industria química o en las grandes re?nerías de petróleo- es el menos respetuoso con el medio ambiente, pues su generación sigue requiriendo de combustibles fósiles.

Un sistema de almacenamiento a gran escala basado en el hidrógeno podría permitir almacenar la energía renovable excedente para usarse posteriormente.