La escuela se afianza como el mejor espacio para la prevención de los problemas en salud mental, que afectan cada vez a edades más tempranas y cuyo mayor reto es disponer de recursos públicos asistenciales para detectar y tratar los trastornos mentales en todas las comunidades autónomas.

Expertos en psiquiatría infantil y adolescente han coincidido en aprovechar que hablar de salud mental está "de moda" para promocionarla con prevención y estrategias en las escuelas, con programas específicos y enseñando habilidades socioemocionales para prevenir síntomas de ansiedad o depresión "antes de que se hagan más importantes".

Son cuestiones que se han puesto de manifiesto en el sexagésimo sexto Congreso de la Asociación Española de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia (AEPNYA), que se celebra en Valencia con el lema "Las edades del cambio: una mirada clínica" con la asistencia de 300 personas.

La cita ha sido inaugurada por el catedrático de Psiquiatría en la Universitat de València y comisionado de la Presidencia de la Generalitat para el Plan Valenciano de Acción para la Salud Mental, Drogodependencias y Conductas Adictivas, Rafael Tabarés.

La salud mental no puede ser solo una cuestión sanitaria, tiene que ser transversal, en las escuelas, la gestión de los planes de estudio, del apoyo social, de la pediatría, y por eso hay que trabajar en la coordinación de todas las administraciones dedicando a ello "tiempo y esfuerzo", ha defendido el experto.

La presidenta del Congreso, Inmaculada Marcos, ha asegurado que la salud mental del adulto está totalmente ligada a la infancia y fracasar en el abordaje de los trastornos mentales en la juventud y adolescencia puede traer complicaciones a la edad adulta.

Además, aunque hablar de salud mental se ha puesto de moda, no ha pasado lo mismo con su significado, que es complejo y comprende todos aquellos aspectos de bienestar del individuo. "Cuidar la infancia es cuidar el futuro", ha afirmado Marcos.

Uno de ellos es la crianza, una habilidad que antes era "espontánea, natural" y que ahora se ve que no es así en una sociedad "latina" que está dejando de existir y va hacia un concepto "anglosajón" con familias cada vez más reducidas de núcleo familiar padres e hijos, "sin nadie más alrededor" (abuelos, tíos), y que tienen dificultades para atender a los niños, ha expuesto la presidenta de AEPNYA, Luisa Lázaro.

Los problemas de los adolescentes y de los niños son reflejo de la sociedad, y esta está enferma de despiste, de desorientación, de incomunicación. "¿Qué hacemos como adultos? No podemos echar la culpa a los niños", plantean.

Se aprecia un incremento de las autolesiones e ideas suicidas en adolescentes, y no se puede descuidar el impacto de las redes sociales como factor precipitante de malestar, según Inmaculada Marcos, que aboga por una actuación desde una perspectiva multidimensional y multiprofesional, si bien las han descartado que conductas autolíticas y suicidio vayan juntas.