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Del cambio de nombre al amanuense: la apuesta de la Unizar por la diversidad

Inés Escario

Agencia EFE

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 13:14

Inés Escario

El cambio de nombre de uso común, la accesibilidad a las aulas, el aumento del tiempo para realizar un examen o la ayuda de un amanuense son solo algunos de los servicios que presta la Oficina Universitaria de Atención a la Diversidad (OUAD) de la Universidad de Zaragoza (Unizar).

Este espacio ubicado en la entrada del zaragozano campus San Francisco nació en el 2006 para atender las necesidades de los alumnos con discapacidad pero, poco a poco, ha ido evolucionando para llegar a muchos más ámbitos, con el objetivo de "trabajar por la igualdad y la plena inclusión".

"Antes solo atendíamos a un colectivo de estudiantes, ahora intentamos atender a toda esa diversidad", señala en una entrevista a Efe el responsable de esta oficina universitaria, Fernando Latorre, que explica que a la discapacidad y al apoyo a estudiantes con necesidades educativas especiales se suman otros tres campos de actuación: la atención y apoyo al colectivo LGTBIQ+, a las personas con trastornos de la conducta alimentaria (TCA) y las charlas de sensibilización y formación.

Cuando es necesario, se realizan las llamadas "adaptaciones", que son escritos que la oficina dirige a los profesores del alumno, después de realizar una entrevista y un informe. En 2016 se realizaron 670 adaptaciones, mientras que en 2021 superaron las 1.400. Este año, la OUAD atiende a más de 300 alumnos.

"Esas adaptaciones van desde el aumento de tiempo en los exámenes hasta que no se cuenten faltas de ortografía para trastornos de lectoescritura, adaptaciones tecnológicas -uso de ordenadores, emisoras FM o tecnologías de grabación- o transcripción a braille de los exámenes", enumera.

Aunque a la Universidad de Zaragoza asisten más de 200 estudiantes con una discapacidad reconocida, no todos ellos solicitan la ayuda de la oficina, ya que algunos cuentan con sus propios medios o no necesitan ninguna adaptación.

Otros, sin embargo, tienen una discapacidad inferior al 33 % o una lesión puntual, pero sí que necesitan una adaptación en un momento determinado.

Imaginemos que un alumno se rompe un brazo jugando al baloncesto justo antes de la época de exámenes. Para estos casos, la Universidad de Zaragoza ha rescatado el oficio de amanuense, que realizan jóvenes voluntarios que se inscriben en una bolsa.

El alumno que no puede escribir dicta al copista las respuestas del examen y luego cuenta con un tiempo extra para revisar que todo lo plasmado por su ayudante es correcto.

Por poner otros ejemplos, la oficina también realiza adaptaciones para alumnos con dislexia, trastorno de atención o trastornos de conducta alimentaria (TCA). En estos últimos casos, suelen intervenir cuando hay hospitalizaciones para hacer de "puente" entre la estudiante -en la mayoría de los casos en femenino- y la Universidad.

"También les sirve como final del túnel de ese proceso, ya que no han roto ese nexo de unión y les ha servido un poco de estímulo para salir de esa situación compleja que supone romper con tu rutina y tu entorno", explica el responsable de la oficina sobre estos casos, en los que se encargan desde comunicar la situación al profesorado hasta hacer llegar los apuntes.

De hecho, la salud mental en los jóvenes ha preocupado especialmente a raíz del confinamiento, por lo que a partir de este curso la comunidad universitaria cuenta con un Gabinete de Atención Psicosocial.

Como todos, señala Latorre, la OUAD también ha sufrido un "crac" debido a la pandemia: "A partir de allí hemos tenido que empezar a correr con las nuevas tecnologías y adaptarnos a ellas".

Pero si hay un colectivo de estudiantes especialmente perjudicado por esta situación, en concreto por el uso de mascarillas, es de los alumnos con discapacidad auditiva que utilizaban el apoyo labial: "Realizaban su actividad académica sin ningún tipo de apoyo y hoy tienen muchos problemas para seguir las clases".

Mientras que en las clases online contaban con la ventaja de los subtítulos, las dificultades han llegado con la vuelta a las aulas. A pesar de que sus profesores disponen de mascarillas transparentes, Latorre señala que con este producto sucede como con las gafas, "en ocasiones te duran la hora entera y otras a los 5 minutos las tenemos empañadas".

Además, la Universidad de Zaragoza también trabaja en un Plan Estratégico para el Fomento del respeto, la diversidad y la igualdad LGTB+, enmarcado en un proyecto que engloba a cinco universidades españolas, tres portuguesas y diecisiete empresas de la península.

Una de las funciones de la OUAD es el cambio de nombre de uso común para toda la documentación no oficial, que va desde las actas, al carné universitario o la tarjeta de acceso a los servicios universitarios.

Y entre sus acciones para la empleabilidad, cuentan con un programa junto con Fundación "la Caixa" para preparar a personas con discapacidad intelectual para obtener una plaza como personal de administración y servicios en las oposiciones de la Universidad de Zaragoza.

"Creo que ese devolver a la sociedad lo que la sociedad nos da lo estamos haciendo bien y compartimos esos ODS como educación de calidad, erradicación de las desigualdades o alianzas con las entidades", concluye el responsable de la oficina, que agradece especialmente el apoyo de las asociaciones e instituciones que reman junto a ellos por el fomento de la diversidad. EFE

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(foto) (Recursos de archivo en www.lafototeca.com. Código 12365247 y otros)

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