Aragón mantiene el nivel de emergencia mientras el agua llega a Mequinenza

El Gobierno de Aragón no da todavía por concluido el episodio de la crecida extraordinaria del Ebro y mantiene hasta mañana el nivel de emergencia de protección civil por inundaciones en previsión de una posible contingencia, dado que el caudal, que baja de camino al embalse de Mequinenza, todavía es elevado.

La jefa de Hidrología de la Confederación Hidrográfica del Ebro, María Luisa Moreno, ha informado de que a las 13.30 horas el caudal ya había alcanzado los valores máximos en el tramo de Gelsa hacia el embalse de Mequinenza, al que ya se ha remitido la orden de paralización de vertido, una vez que cuenta con aforo suficiente para acoger todos los caudales de la crecida.

Durante toda la noche se ha observado en Gelsa un caudal estabilizado en 1.200 m3/s y 5,2 metros y en nivel de descenso, mientras que en la ciudad de Zaragoza el nivel ha bajado a la mitad y presenta un caudal de 1.000 m3/s.

El máximo de este episodio se situó en Tudela a medio día del domingo, con un caudal de 2.700 m3/s y una altura "histórica" en ese punto de 6,20 metros, superior a la riada de 2015, la mayor, recuerda la CHE, en este siglo, y también se observaron caudales superiores en el tramo hasta la estación de Novillas, mientras que conforme avanzó la crecida los valores disminuyeron en torno a medio metro con respecto a hace 6 años.

Moreno ha destacado el papel "fundamental" de los embalses para prevenir daños mayores, ya que en el caso de Mequinenza ha estado durante una semana vertiendo caudales de 1.500 m3/s, inferiores a los 2.200 para evitar daños en el Bajo Ebro.

Por su parte, los pantanos de Yesa e Itoiz, que regulan el río Aragón, han impedido que circulasen en el medio Ebro unos 1.000 m3/s adicionales a la punta del máximo de Tudela, y que hubieran supuesto "caudales desconocidos" de más de 3.500 m3/s.

Tras participar en la última reunión del Centro de Coordinación Operativa Integrada (Cecopi), la consejera de Presidencia, Mayte Pérez, ha informado de que la riada no ha producido más afecciones de las previstas y que mañana volverá a reunirse con el fin de, si se cumplen las previsiones, bajar el nivel de emergencia del Plan de Inundaciones.

En este encuentro se han evaluado los daños en carreteras y las actuaciones que las administraciones competentes están llevando a cabo para ponerlas en marcha el menor tiempo posible y se han analizado los procesos que se han llevado a cabo en esta crecida con el fin de "avanzar" en el nivel de coordinación y prepararse "para la siguiente".

Como aprendizaje de este episodio, Pérez ha destacado la "solidaridad y empatía" con quienes lo viven en directo, como son los vecinos de los municipios de la Ribera Alta y Baja y de la capital aragonesa, que las administraciones tienen que trabajar juntas "independientemente del nivel competencial" y establecer recursos para proteger la seguridad de quienes sufren las riadas.

En este sentido, ha señalado que la limpieza del cauce y los procesos de deforestación que se han llevado a cabo en 55 hectáreas del cauce "han dado resultado y es el camino a seguir".

Es una medida en la que ha incidido la jefa de Hidrología de la CHE, quien ha precisado que las actuaciones acometidas en 2015 y 2018 para mejorar la funcionalidad de la llanura de inundación han servido para facilitar el tránsito de las aguas y atenuar los niveles de caudales observados, siempre con el objetivo mejorar la seguridad de los núcleos urbanos.