La costurera de Plasencia que no ha hecho "mucho ruido" en la historia de España y jugó un papel fundamental en la conquista de Chile
Repasamos el gran hito de su vida y muchos más asuntos
Inés Suárez
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Entre los grandes apellidos españoles que llenan la historia de la Conquista de América -Cortés, Pizarro, Valdivia, Almagro, por supuesto Colón y tantos otros- hay uno que pasa desapercibido: Suárez. A diferencia de los demás, Suárez tampoco acompaña a sonados nombres masculinos como ‘Hernán’, ‘Francisco’ o ‘Pedro’, sino que sigue al femenino ‘Inés’.
Inés Suárez no engrosa las listas más conocidas de aquellos exploradores que se lanzaron al Nuevo Mundo, pero navegó las mismas millas, empuñó las mismas espadas, y puso su vida al servicio de la Conquista. De hecho, su papel fue esencial en la fundación de Santiago de Nueva Extremadura, hoy Santiago de Chile.
DE COSTURERA A FEROZ CONQUISTADORA
Inés nació en 1507 en Plasencia, en el seno de una familia humilde. Aprendió el oficio de costurera, como su madre, y, siguiendo las normas sociales de la época, se habría dedicado al hogar y a un matrimonio estable. Muy joven demostró que aquellas normas estaban lejos de marcar su destino. A los 19 años se enamoró del aventurero andaluz Juan de Málaga, quien un año más tarde se embarcaría en un viaje a las Indias en busca de fortuna.
Inés pasó diez años esperando su regreso, hasta que tomó la determinación de seguir sus pasos y reencontrarse con él en el Nuevo Mundo.
Consiguió una licencia real y en 1537 tomó el barco que la llevaría hasta Cartagena de Indias, fundada cuatro años antes por el conquistador Pedro de Heredia. Allí encontró la primera pista del paradero de su esposo, que había seguido a los pizarristas hacia Perú.
Recorrió casi 5000 kilómetros por la selva y la montaña en una travesía llena de peligros y encuentros hostiles, pero su determinación logró guiar sus pasos hasta Cuzco, donde recibió la terrible noticia de que Juan había fallecido en combate contra los almagristas.
Pedro de Valdivia
Decidida a labrarse su propio destino en América, Inés pidió una audiencia con el gobernador Francisco Pizarro, a quien impresionó no solo por su valor sino por su origen humilde y su ambición.
Se estableció como terrateniente, pero las propiedades tampoco pudieron atarla a un lugar durante mucho tiempo.
En esta etapa conoció a Pedro de Valdivia, entonces un militar con el sueño de conquistar nuevas tierras, y partió con él hacia Chile en busca de aventura y riqueza. Inés demostró ser especialmente valiosa, sus habilidades de costurera, enfermera y zahorí -sí, también tenía un don para hallar agua en zonas desérticas- permitieron que la expedición avanzase con fuerza.
LA SANGRIENTA DEFENSA DE SANTIAGO DE NUEVA EXTREMADURA
La relación sentimental entre Pedro e Inés pronto se hizo evidente para toda la compañía, a pesar de que Pedro estaba casado con una mujer que permanecía en España, y ambos se convirtieron en una pareja de líderes. El 12 de febrero de 1541 fundaron Santiago de Nueva Extremadura, lo que les permitió afianzar un primer territorio en Chile.
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Sin embargo, la ciudad era constantemente sacudida por los enfrentamientos con la población mapuche. En un principio, Inés se dedicó al cuidado de los heridos, pero no tardó en volver a la primera línea de batalla. En septiembre, Valdivia y varios de sus hombres abandonaron la ciudad para sofocar una rebelión indígena, momento que los mapuches aprovecharon para atacar.
Los españoles estaban a punto de perder el control de Santiago, pero Inés vio una solución tan cruel como efectiva: propuso que decapitasen a los siete gobernadores mapuches que tenían capturados y los lanzasen a las tropas enemigas.
Viendo que su propuesta no fue bien acogida, ya que los demás daban la batalla por perdida y veían en los rehenes su única vía de escape, Inés tomó la espada y les cortó la cabeza con sus propias manos. Horrorizados ante tan terrible imagen, y desmoralizados por la pérdida de sus líderes, los mapuches se retiraron. Este acto sangriento terminó de consagrar a Inés como heroína de la conquista de Chile.
Inés en batalla
A pesar de haber logrado el éxito en la batalla, en lo personal no tuvo la misma suerte.
Las autoridades coloniales presionaron para que Pedro trajese a su esposa a Chile y abandonase su relación con Inés. En los siguientes años, la conquistadora encontró el amor en Rodrigo de Quiroga, capitán a las órdenes de Valdivia, con el que vivió el resto de sus días hasta su muerte en 1580.