En las entrañas del Ministerio para la Seguridad del Estado (Stasi) sigue latiendo la vida. Miles de alemanes siguen acudiendo a ellos. COPE también ha accedido a estos archivos.25 años después de la caída del Muro de Berlín, podría pensarse que el Ministerio para la Seguridad del Estado (Stasi) es sólo una figura de la historia, pero en sus entrañas sigue latiendo la vida. Miles de ciudadanos alemanes siguen acudiendo a ellos para consultar su propio expediente y saber qué aputnaron sobre sus opiniones políticas o sobre sus rutinas diarias los informantes de la Stasi.“Durante los años 90 fue, digamos, la hora punta de trabajo de consulta. Entonces teníamos casi 4.000 empleados para atender la demanda. Pero ahora seguimos muy ocupados. Hay una nueva generación que acaba de jubilarse y que tiene más tiempo para dedicar a lo que considera una tarea pendiente, averiguar sobre sus padres en los tiempos de la RDA”, explica la portavoz Dagmar Hovestädt, mientras toma al azar un archivo, tapa el nombre para mantener la confidencialidad, y comienza a leer el documento manuscrito con impecable caligrafía en 1978 por un joven de 23 años que se ofrecía a la Stasi como informante sobre sus compañeros de universidad.“Con la intención de servir a mi patria y a los principios comunistas que son nuestra razón de ser…”, justificaba, “…el personal autorizado para recabar mi información o para darme instrucciones se podrá acercar a mí en lugares públicos y pronunciar la frase: hace un bonito día en Berlín para pasear y charlar con un buen amigo”.Los archivos reciben mensualmente una media de 5.000 peticiones de consulta que tardan hasta dos años en responder. En 2012 fueron más de 88.000 solicitudes y un ejército de 1.800 archiveros se encarga de buscar entre los 39 millones de fichas organizadas en torno a 700 formas de codificación. Hay fichas polvorientas y perfectamente ordenadas por nombre, por profesión, por barrio de residencia, por tipo de seguimiento, por lugares de vacaciones, por actividades de ocio, por delitos menores, por familiares vigilados, por familiares del Partido Comunista… Esto explica que, una vez rellenado el formulario de la solicitud, sea necesario esperar varias semanas hasta que aparezca la información.El papel amarillento y con la tinta desvaída sale de una carpeta de color naranja, las que corresponden a los informantes y se diferencias de las azules, correspondientes a los operativos de seguimiento. Pero además de los informantes había informantes sobre los informantes, para garantizar que eran fiables. Y por supuesto informantes sobre los informantes de los informantes, en una delirante espiral insaciable. Llegó a contar con 91.000 espías en nómina, 170.000 “colaboradores extraoficiales” y más de 300.000 informantes civiles, entre ellos altos cargos “occidentales”. Los documentos referentes a estos últimos, ya digitalizados, ocupan 381 discos con 33 millones de páginas, pero solo se conserva parte de su contenido porqué, tras la caída del Muro, fueron incautados por la CIA y convenientemente podados.Los archivos de la Stasi