Si de algo tiene fama Madrid es de la calidad de su agua. Es tan buena, que los madrileños consumimos mucha menos agua embotellada que el resto de España. Las razones de esta buena calidad tienen que ver con la geografía, pero también con tratamiento posterior que realiza el Canal de Isabel II. Este miércoles, el vicepresidente regional Pedro Rollán ha visitado el laboratorio del Canal.

Desde que el agua cae en forma de lluvia hasta que sale del grifo pasa por todo un proceso. Un proceso de tratamiento y análisis que garantizan que cumple con todos los requisitos de calidad y salubridad. El agua de Madrid es especialmente buena. Primero porque proviene de la sierra donde la roca es granito y al filtrarse apenas arrastra sales minerales, y segundo porque pasa controles exhaustivos por parte del Canal de Isabel II. Su laboratorio realiza un análisis cada cinco segundos, midiendo 60 parámetros; entre ellos, el olor. Una máquina detecta aquello que la nariz humana no puede apreciar. Si hay algún parámetro alterado, lo corrigen antes de que pase al suministro general.

Un total de 16 laboratorios y 40 estaciones de vigilancia automática velan por esa buena calidad del agua. Tal es la calidad del agua en Madrid, que los madrileños consumimos una media de 16,7 litros de agua embotellada por persona y año, frente a los cerca de 60 de la media nacional.

Eso si, el canal controla hasta tu contador. A partir de ahí, si tienes un mal mantenimiento de las tuberías es un problema ajeno al Canal. Otra cosa recomendable es dejar correr el grifo si has vuelto de vacaciones y esa agua no se ha renovado. A veces puede coger cierto sabor extraño.