El presidente del Gobierno ha viajado a Marruecos para poner de manifiesto, con el debido bombo y platillo, que las relaciones entre España y el Reino alauí pasan por su mejor momento en décadas. Mohamed VI y Pedro Sánchez se han deshecho en elogios mutuos y han confirmado que España y Marruecos son amigos y socios estratégicos tal como confirma la Hoja de Ruta adoptada en 2022. Esta permitió que en 2023 se firmasen 24 Acuerdos y una Declaración Conjunta sobre las relaciones entre ambos países en materia de migración, fronteras, infraestructuras, formación profesional, cultura y deporte. La citada Hoja de Ruta se acordó en abril de 2022, un mes después de que el Presidente del Gobierno español hubiera remitido una carta al rey alauí en la certificaba que el Gobierno de España apoyaba la política marroquí con relación al Sáhara Occidental. Posición que, tras la visita de ayer miércoles, ha confirmado la propia Casa Real marroquí mediante una nota pública.

Quienes defendieron el giro de la política exterior española alegaron hace dos años que este paso permitiría una mayor cooperación en la lucha contra el yihadismo y el narcotráfico, al tiempo que favorecería la cooperación en materia migratoria. La presión de Marruecos sobre España supuso la victoria del primero, a cambio de una magra tranquilidad para España. El precio ha sido abandonar el consenso nacional en torno a la política en el Magreb, la enemistad de Argelia y entregarse a las pretensiones de Rabat, que ha conseguido de España una posición laxa y extremadamente transigente en todos los campos. Por lo demás, ningún acuerdo ni avance tangible tras la visita de Sánchez a Marruecos.