En espera de los resultados finales de las elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos, no parece que la victoria republicana haya sido tan contundente como anunciaban las encuestas. Los demócratas resisten en sus grandes bastiones y es posible que mantengan su estrecha mayoría en el Senado, pero la Cámara de Representantes pasa a estar controlada por los republicanos, que podrán obstruir buena parte de las políticas del presidente Biden. Por ejemplo, no será posible llevar adelante la promesa demócrata de aprobar una ley federal que declare el aborto como un derecho en toda la nación.

Por otro lado, con un Senado en manos demócratas y una Cámara de Representantes de mayoría republicana, debería abrirse paso un escenario de búsqueda de acuerdos para que el país no quede bloqueado por una polarización autodestructiva. Es una locura que buena parte de los republicanos sigan cuestionando la legitimidad de la presidencia de Biden, y también es descabellado que los demócratas, cada vez más condicionados por su ala radical, insistan en políticas de corte ideológico que fracturan a la sociedad en bandos irreconciliables, como pretenden con la legislación sobre el aborto

Debería ser la hora de los moderados en ambos partidos, pero es necesario un análisis más detallado de los ganadores y perdedores de estos comicios para saber si esa hipótesis se abre paso en un país que necesita urgentemente el reencuentro de sus diversas almas.