Destacados ministros socialistas han manifestado en las últimas horas su descontento por las jugadas de Pablo Iglesias, que en voz baja se califican de deslealtad. La enmienda firmada por Podemos, ERC y Bildu para prohibir los desahucios o el tuit de Pablo Iglesias pidiendo un referéndum para el Sahara, en vísperas de la visita del ministro Marlaska a Rabat, son dos muestras del peligro que supone tener un socio con una agenda radical que termina marcando el paso al Gobierno. Parece que nadie le pone límites a Pablo Iglesias en el Ejecutivo. Una vez más, ha sido la ministra de Defensa, Margarita Robles, la que le ha exigido responsabilidad, recordándole que “gobernamos para todos los españoles”. También el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, se ha referido a intervenciones que considera “absolutamente anormales” y que le provocan “cierta inquietud”.

Pero aunque haya ministros socialistas que muestren su estupor hacia lo que hace y dice Pablo Iglesias, la respuesta a sus inquietudes debería ser sencilla, y la tiene el Presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. Ha llegado el momento de lamentarse menos y actuar más, si realmente quieren preservar nuestro sistema constitucional y la identidad del propio partido socialista. Sánchez parece capaz de aguantar todo lo que hace y dice Pablo Igleias para sacar adelante los Presupuestos, pero el coste de este doble juego es demasiado alto para los españoles. A no ser que Sánchez e Iglesias coincidan en el fondo más de lo que muchos piensan.