El ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, ha gozado de general reconocimiento tras su protagonismo, el pasado año, en una de las más destacadas manifestaciones de reafirmación constitucionalista en Barcelona, durante el intento de golpe de Estado del secesionismo. Por eso resultan sorprendentes algunas de sus declaraciones a la BBC, con motivo de la Diada. En esa entrevista Borrel afirmó su convicción de que Cataluña es una nación, subrayando a continuación que no existe ningún derecho a la secesión; y por otra parte expuso que él hubiera preferido que los políticos encausados por rebelión estuvieran en libertad condicional hasta la celebración del juicio.

Se puede entender que Borrell tenga que asumir la línea del Gobierno de Sánchez, que ha optado por rebajar la tensión con los secesionistas, pero es un error de libro que muestre su discrepancia con la decisión del juez cuando el mundo secesionista concentra su batalla en ese punto. También resulta incomprensible la afirmación de que Cataluña es una nación en boca de un ministro del Gobierno de España, cuando precisamente el Tribunal Constitucional ha rechazado esa pretensión del nacionalismo.

Afortunadamente el presidente del Parlamento Europeo con el que se había entrevistado Borrel previamente, mostró su plena confianza en el sistema judicial español y su convicción de que los problemas en Cataluña se están abordando en el marco de la ley y de acuerdo con el Convenio Europeo de Derechos Humanos.