Los obispos de las diócesis canarias han publicado una nota sobre la situación de los menores y jóvenes migrantes en las islas. El número de menores tutelados asciende a 2.235. Solamente en Gran Canaria un millar de jóvenes han salido de los centros de acogida y viven sin recursos suficientes para llevar adelante una vida autónoma. La mayor parte de ellos no han adquirido una formación suficiente que les permita encontrar trabajo, al tiempo que viven sin un entorno familiar de afecto y protección.

Las islas Canarias carecen de recursos públicos para dar respuesta a las necesidades de menores y jóvenes inmigrantes. Y, aunque las diócesis invierten en acogida y acompañamiento, así como planes de integración social, la demanda y las necesidades superan con creces los bienes disponibles. La situación compromete el desarrollo de estos niños y jóvenes, pero también genera problemas para la población canaria que observa cómo las islas van convirtiéndose en una especie de “cárcel sin muros donde se contiene a los jóvenes”.

Por todo ello, la Iglesia en Canarias pide la colaboración activa de las administraciones públicas y ofrece participación y diálogo a todas las instancias concernidas, así como la creación del proyecto “Corredores de Hospitalidad” para una atención a jóvenes ex tutelados que permita llenar los vacíos que deja la falta de recursos disponibles. No es posible, dada la complejidad del asunto, ni trabajar aisladamente ni desperdiciar recursos. La colaboración es un imperativo y la asunción responsable de este problema, un deber.