Agafili, de 45 años y padre de tres hijos, debería haber sido liberado en diciembre de 2015, pero permaneció 5 años más en prisión de Tanumalala hasta que un juez se dio cuenta del error cuando compareció ante el tribunal por otro asunto. Después de haber sido condenado en 2008 por varios cargos que debían cumplir su pena a la vez.

El diario Samoa Observer le hizo una entrevista cuando salió de la cárcel, en la que Agafili muestra su desconcierto con lo ocurrido. “Nadie me dijo cuándo terminará mi condena en la cárcel. Perdí la cuenta de los días. No recuerdo mucho sobre cuándo debería estar fuera, solo sé que tenía que cumplir mi tiempo", explica.

Leiataualesa Daryl Clarke, juez de la corte suprema, fue quien se dio cuenta del error cuando Agafili comparecía por un presunto asalto cometido durante una fuga masiva de la prisión. Tanto la policía como el centro penitenciario admitieron que estaba siendo detenido ilegalmente y fue puesto en libertad bajo fianza. Cuatro años y ocho meses de más en prisión.

Por su parte, el abogado de Agafili, Muriel Luile, indicó a RNZ Pacific que estaba discutiendo sus opciones legales con él, y que era probable el reclamo de una indemnización. "Su derecho a la libertad, según el artículo 6 de nuestra constitución, definitivamente ha sido violado. Así que reclamaremos una indemnización", aclaraba el abogado de Agafili.

Además, el magistrado aseguró que le preocupa que otros prisioneros puedan estar en esa misma situación, cumpliendo más de cárcel años de los debidos en Tanumalala u otros centros penitenciarios del país.

El sistema carcelario samoano ha sido muy criticado por diferentes ONGs y organizaciones internacionales por las múltiples violaciones de derechos que se producen en sus cárceles. En marzo de 2019, el servicio penitenciario se disolvió por completo, y el comisionado Taito Edward Winterstein, se retiró después de una serie de fugas de prisioneros.

En un informe el año pasado, el defensor del pueblo de Samoa descubrió que el personal penitenciario no estaba capacitado, mientras que las prisiones estaban superpobladas, carecían de instalaciones básicas como agua corriente y luz, e incluso se llegó a encontrar niños encarcelados con adultos.