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Nauru, el país que se hizo rico gracias a unas gaviotas y se arruinó por la corrupción

Sus minas de fosfato, convirtieron a Nauru en el país con más renta per cápita del mundo. Su no preocupación por el futuro lo ha llevado a ser ahora uno de los más necesitados

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Alex García
TwitterRedactor en COPE Cantabria

Tiempo de lectura: 3'Actualizado 12:05

El mundo y la historia nos enseñan con mucha frecuencia, la cantidad de procesos y actividades que pueden darse en un territorio; regiones que pueden pasar de lo más alto de la cima economía y el poderío, a hundirse en un paradigma de malas decisiones, corrupción y despreocupación por el mañana. La historia de Nauru muestra como en estos procesos el tiempo es el peor aliado para una potencia efímera como esta pequeña isla del Océano Pacífico.

Vayamos por partes. Nauru se sitúa 4.000 km al nordeste de Australia, cerca de la línea del ecuador. A diferencia de la mayoría de países de la polinesia, el territorio nacional se limita a una única isla. En total tiene unos 21 km cuadrados, y si nos lo planteáramos, tardaríamos en dar una vuelta a su perímetro unas tres horas caminando. A modo de curiosidad, es destacable mencionar que ocupa el podio en dos aspectos curiosos: es el tercer país más pequeño del mundo en tamaño, y con sus 11.000 habitantes, también lo es en población. Por otro lado, el territorio se divide en catorce distritos, y no hay ciudades ni capital.

Nauru llegó a ser en los años 80 el país más rico del mundo, no había desempleo, ni impuestos y los servicios sociales estaban cubiertos. Su riqueza hizo que se convirtieran en consumidores en lugar de productores, por lo que su tasa de obesidad es la más alta del mundo. A día de hoy, y después de cuarenta años, son una de las regiones más pobres del mundo; pero, ¿qué es lo que ha ocurrido con Nauru?

De las gaviotas a la corrupción

La clave de la riqueza estuvo en algo tan banal como los excrementos de las gaviotas. Según los geólogos, a lo largo de la historia, la isla habría sufrido movimientos tectónicos en los que la superficie quedaba bajo el agua y emergía de nuevo. Esto daba lugar a que se encontraran sedimentos marinos en la base de la isla, que al juntarse con las heces de estas aves, daban lugar a una capa de guano que posteriormente formó unas cantidades inimaginables de fosfato.

Este mineral estaba muy valorado en la agricultura, por lo que la pequeña isla del Pacífico comenzó a exportar el fosfato a otros países. En 1968, se independizaron de Australia y poco a poco adquirieron una relevancia económica enormemente alta. Tanto fue esto, que llegaron a convertirse en el país con más renta per cápita del mundo con una cantidad de 50.000 dólares anuales por ciudadano. No pagaban seguridad social, no había desempleo y no tenían necesidad de pagar impuestos. Sin embargo, esto no era del todo real.

A pesar de las riquezas, los ingresos no se repartían igual. Había una riqueza impresionante, pero al mismo tiempo la pobreza también existía; lo que no imaginaban es que esa tendencia podría cambiar tanto. Cuando la sociedad política del lugar hablaba de la economía y el futuro del lugar, las expresiones eran despreocupadas: "el mañana se cuidará solo".

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En la década de los 90, los problemas comenzaron a percibirse los problemas de la irresponsabilidad en la gestión del país. Corrupción, mala administración de unos recursos fosfáticos que se estaban agotando y toma de decisiones drásticas. Por un lado, empezaron a venderse las propiedades y las torres que habían adquirido en Australia como inversión e incluso tuvieron que deshacerse del único avión que tenían en propiedad.

Las medidas legales terminaron ahí, y el despropósito llegó a gobernar esa anarquía. Nauru pasó a vender a cambio de dinero, sus votos en las asambleas de la ONU y posteriormente trataron de convertirse en un paraíso fiscal, algo que fracasó. Otra de las ideas destacadas, fue la de reconocer territorios que habían decidido independizarse sin ser legítimo para la comunidad internacional. Un ejemplo lo llevaron a cabo con la región de Abjasia en Georgia, a la que reconocen desde la isla oceánica.

Aunque quizá el punto más controversial sea el que se relaciona con algo parecido a la trata de personas. Australia es uno de los países que más refugiados recibe en sus costas, debido a la enorme diferencia de renta que hay con el resto de países de las islas del continente. Por eso, Nauru vio una oportunidad de negocio.

Australia envía desde hace años a esas personas a la isla de Nauru, mientras revisa las solicitudes de asilo de toda esa gente. El mayor problema de esto, es que estas personas viven en algo parecido a centros penitenciarios, en unas condiciones terribles, donde se propagan enfermedades y circunstancias poco salubres. Las condiciones en las que se encuentran son pésimas, pero Australia les paga un total de 1000 dólares mensuales por cada refugiado que acoge Nauru.

Esta es la historia de un éxito efímero y la decadencia de un país que lo tenía todo hasta convertirse en un pozo sin fondo lleno de pobreza e irresponsabilidad por las gestiones pasadas. La isla puede ser visitada; no obstante, no existe un fomento excesivo al turismo, ya que lo que venden no es suficiente como para lograr ingresos suficientes. Esto es Nauru, el antes y el después, el pasado y la actualidad.


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