Este pasado viernes se cumplieron seis meses de la aprobación en el Senado de la aplicación del 155 y, aunque tiran de mucha prudencia, en el Gobierno ven posible que el parlament proponga en breve a un candidato limpio, sin cargas judiciales, que pueda poner fin a la intervención del estado en esa comunidad.

El Ejecutivo asume, eso sí, que el camino hasta que llegue ese momento no será lineal, que los independentistas seguirán haciendo gestos de cara a la galería e intentarán forzar la ley. De hecho, el presidente de la cámara Roger Torrent, ha convocado el 3 de mayo un pleno para aprobar la reforma de la ley de presidencia, que permitiría investir a un candidato en la distancia, y que hubiera un Gobierno también en la distancia. Y eso, a pesar de que el Consell de Garantías Estatutarias, el órgano consultivo catalán, ya ha emitido un dictamen en el que considera que ese texto va contra la Constitución y contra el Estatuto. El Ejecutivo ultima por ello un recurso ante el TC que, de admitirse, paralizaría la aplicación de la norma.

Éste puede ser quizá el último intento de JxCat y de ERC de intentar investir a Puigdemont, un paso condenado al fracaso, que les dejará con una disyuntiva: o dejar correr el tiempo hasta el 22 de mayo, fecha en la que se convocarían elecciones, o proponer a otro candidato. Y aquí es donde el Gobierno se muestra optimista. De hecho, en la última semana, el Ejecutivo realizó un gesto, evitando recurrir ante el TC la delegación de voto de Toni Comín aprobada por la mesa del parlament. Este paso permite además a los independentistas no depender de la CUP, con lo que se allana el camino para un candidato “normal”. El Partido Popular de Cataluña sí que ha acudido al Constitucional (Ciudadanos se unió también a esta iniciativa), pero eso no paraliza lo acordado por la cámara. Moncloa insiste en que, si el gobierno acude al TC, tiene que hacerlo sabiendo que va a ganar, y en este caso, no está tan claro.

El pasado miércoles, y en plena efervescencia por la dimisión del caso Cifuentes, el propio Rajoy aseguraba en los pasillos del Congreso que si Cataluña tenía un Gobierno “normal”, el 155 se suspendería y el Ejecutivo central “ayudaría” al nuevo presidente de la Generalitat, siempre y cuando cumpliera las leyes, claro. Poco después se entendía lo que el presidente había querido decir, y es que el día anterior se había reunido con el presidente del Euskadi Buru Batzar, Andoni Ortúzar, quien le conminó a acabar con esa situación de excepcionalidad, si quería obtener el apoyo de su partido a los presupuestos. Y bien es sabido, que el PNV ha mediado en esta crisis, para que se hallara al fin una salida.

Así pues, y si nada se tuerce, que todo puede pasar, en los próximos días o semanas podría haber un nuevo presidente de la Generalitat. Pero eso será otra historia...

PD: Y Rajoy podría tener sus presupuestos para garantizarse un año y medio más de supervivencia política.