Las decisiones de Pedro Sánchez sobre la inmigración van cambiando según avanza su estancia en la Moncloa. En apenas tres meses en el poder ha cambiado de opinión en varias ocasiones. Una de las primeras medidas del Gobierno de Sánchez fue la de anunciar la retirada de las concertinas de las vallas fronterizas de Ceuta y Melilla. Fue el ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, quien anunció la intención de retirar las concertinas por otro sistema menos lesivo, una medida que podía provocar un "efecto llamada", según avisó la Asociación Española de Guardias Civiles.

Hace menos de un mes, el 26 de julio, cruzaron el puesto fronterizo de Ceuta más de 600 inmigrantes, a su paso dejaron 22 guardias civiles heridos, y lanzaron excrementos, sangre, cal viva y ácidos a los agentes. Estos inmigrantes fueron al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI), y se mantienen por la ciudad. Esta situación se ha repetido en las últimas horas, misma procedencia de los innmigrantes, mismo método, guardia civiles heridos y mismas sustancias lanzadas, incluso esta vez son menos los inmigrantes que lograron saltar la valla, 115 de un grupo de 300 que lo intentaron.

Pero esta vez no les han dejado quedarse en Ceuta, sino que les han devuelto en lo que se conoce como "devolución en caliente", utilizando un acuerdo firmado con Marruecos de 1992 y que apenas se había utilizado desde entonces. Algo que Sánchez criticaba en 2015, cuando estaba en la oposición y le preguntaron sobre la Ley de Extranjería, ya que el PSOE había presentado un recurso contra las devoluciones exprés, devoluciones en caliente, ante el Tribunal Constitucional.