El presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, ha destacado el "talante" del Gobierno central a la hora de abordar la situación en Cataluña y ha argumentado que ello legitimará que, si es necesario volver a aplicar el artículo 155 de la Constitución, sea "más duro y más largo".

En el desayuno informativo "Castilla-La Mancha en el centro", organizado por el periódico "La Tribuna", el presidente autonómico ha considerado que "no hay una fórmula mágica" para solucionar el independentismo catalán, aunque ha opinado que no puede haber ningún tipo de solución sin que antes los separatistas catalanes "acepten el método constitucional" para "hablar de lo que haya que hablar".

Así, ha señalado que "ningún Estado que se precie" puede aceptar una "condición de chantaje ni de ultimátum" y, en este sentido ha defendido la acción del Gobierno central ante Cataluña frente a "quienes piensan que hay demasiadas buenas formas".

De hecho, ha opinado que ese "talante" del Ejecutivo presidido por Pedro Sánchez legitima a que, si llega el momento de aplicar nuevamente el artículo 155 de la Constitución en Cataluña, haya "una mayor fortaleza".

"Ojalá no sea necesario un nuevo 155, pero tengo claro que si se necesita, será más duro y más largo, y se hará con consenso general", ha aseverado García-Page.

Asimismo, y ante la reacción que podrían tener los independentistas si se dicta una sentencia condenatoria para los políticos encarcelados, ha dicho que le preocupa más "los que tendrían que estar en la cárcel y no están", en alusión al expresident de la Generalitat Carles Puigdemont, fugado de la justicia, que "se permite seguir enmarañando con su actitud".

Con todo, García-Page -que es licenciado en Derecho por la Universidad de Castilla-La Mancha- ha opinado que el delito de rebelión "está muy cogido por los pelos", pero sí ha resaltado que "ha habido un ataque ilegal al orden constitucional y tiene que haber consecuencias" porque "se tiene que tener claro dónde está el precipicio".

Con este escenario, y ante la posibilidad de que el Gobierno central pueda convocar un referéndum para modificar algunos aspectos de la Constitución, García-Page ha admitido que "siendo buena la intención, se puede encontrar con dificultades de recorrido".

A su parecer, "España no está en condiciones de plantear en este ambiente ningún tipo de referéndum porque es evidente que hay una parte del país que va a utilizar cualquier llamada a las urnas para un referéndum para pervertir esa llamada y convertirla en otra cosa" y ha augurado que, si se convoca, el independentismo catalán argumentará que no se puede avalar dicho referéndum.