El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, ha cambiado de opinión y, finalmente, recibirá la vacuna contra la COVID-19 en público, según ha anunciado este lunes la Presidencia filipina.

La intención de Duterte era ser inoculado en privado, así podía administrarse el fármaco en las nalgas. No obstante, según su portavoz, Harry Roque, ha cambiado de opinión para alentar la confianza de la ciudadanía filipina en la vacuna contra la enfermedad.

"El presidente ha dicho que ahora quiere ser vacunado en público", ha trasladado Roque en una rueda de prensa, donde ha insistido en que lo que resta es que Duterte "anuncie cuándo quiere que se haga".

"Quiere que todos los filipinos confíen en la seguridad de las vacunas porque acabarán con la pandemia de COVID-19", ha hecho hincapié Roque que, no obstante, no ha precisado qué fármaco recibirá el mandatario filipino. El portavoz de Duterte apuntó la semana pasada a que el mandatario era "coherente" con su intención de ser inoculado con una vacuna procedente de China, así que se presume que recibirá la de Sinopharm o la de Sinovac.

Duterte, de 75 años y con problemas de salud subyacentes, pertenece al grupo poblacional de riesgo de desarrollar síntomas severos de una enfermedad respiratoria.

Una encuesta recogida por el diario filipino 'Daily Tribune' desvela que el 47 por ciento de los filipinos encuestados --2.400 en total-- rechazará la vacuna contra la COVID-19 cuando esté disponible. Las autoridades filipinas esperan poder comenzar su campaña de inmunización esta semana.

Hasta el momento, las autoridades sanitarias del país asiático han confirmado más de 550.000 casos de COVID-19, incluidas más de 11.500 víctimas mortales debido a la enfermedad.