Pablo Casado ha defendido este martes la dimisión de María Dolores de Cospedal como miembro del Comité Ejecutivo Nacional, y lo ha hecho destacando que, sobre todo, ha actuado con equilibrio, “un equilibrio exigente”, decía, para dejar claro, por un lado que no es de ninguna manera partícipe “de prácticas del pasado” (que ni respeta, ni puede aceptar, aseguran fuentes del partido); y, por otro, evitar prácticas inquisitoriales.

Y es que, insisten en la calle Génova, las conversaciones de la ex-secretaria general del PP no son constitutivas de ningún tipo de delito. Casado pedía por ello que se deje de utilizar una doble vara de medir con su formación por un lado, y con el resto de partidos, por el otro.

Fuentes del PP defendían además, “los tiempos” de Casado, en esta ocasión. Ha esperado, apuntaba, a conocer el contenido de esas conversaciones. Las cosas se han hecho “de manera serena y reposada”. Se trataba de ser justos, pero también, de defender la presunción de inocencia de la ex-secretaria, aunque advierten que, éste ha sido un paso, es decir, que no descartan dar más en el futuro si hay nuevas grabaciones con contenidos más graves.

El líder popular defendía este martes que su PP, es el partido más transparente de España. Defendió que su Comité Ejecutivo sería limpio, (y ahora ya es limpio, dicen), y ése es el mensaje que se ha querido lanzar no solo a la militancia, sino a todos los ciudadanos, aunque el líder popular no ha querido entrar a valorar por qué Cospedal mantenía su acta de diputada.