La presidenta de la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT), Maite Araluce, ha dicho este martes, cuando se cumplen nueve años del anuncio del cese de la violencia de ETA, que la banda terrorista "no mata y eso es bueno para todos, pero en cierta manera sigue matando conciencias".

La AVT y la Asociación Plataforma de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo (APAVT) han celebrado en San Sebastián la jornada bajo el título "La evolución del terrorismo: de ETA al Yuhadismo" en la que ha participado también en su presentación el viceconsejero de Igualdad, Derechos Humanos y Cooperación del Gobierno Vasco, José Antonio Rodríguez Ranz.

El seminario ha abordado asuntos como las consecuencias psicológicas de los atentados y la evolución de la asistencia jurídica a las víctimas y ha contado con el testimonio de víctimas como Gerardo Arin, hijo del empresario Patxi Arin, asesinado por ETA en 1983 por no pagar el denominado "impuesto revolucionario" y Milagros Valor, que perdió a su marido en los atentados del 11-M.

Araluce ha indicado que desde que ETA dejó de matar una "serie de actuaciones" persiguen construir un relato en el que la sociedad vasca sienta que "hubo sufrimiento por ambas partes y lo que tratan es de blanquear a los terroristas".

Ha reiterado el rechazo de esta asociación a los acercamientos de presos de ETA y ha indicado que el Ministerio del Interior ha "traspasado las líneas rojas", ya que les había prometido que "no habría acercamientos con delitos de sangre" y que no se harían a prisiones del País Vasco, sino cercanas.

Asimismo ha indicado que pidieron a Interior que avisara "con tiempo" a la AVT porque cuando se trata de terroristas con asesinatos "no hace bien a las víctimas que se enteren por la prensa" ya que es necesario que sean preparados por los psicólogos o los abogados.

"Hay que tener un cierto respeto y cuidado hacia las víctimas para no hacerles volver a pasar por todo y creemos que no se están cuidando", ha indicado

Por su parte, para el presidente de la APAVT, Miguel Folguiera, el cese de la violencia supone un "engaño porque se acabó policialmente con ETA, pero ésta sigue en las instituciones", ya que EH Bildu "sigue sin condenar al terrorismo" y el resto de partidos "no lo aisla", lo que causa más dolor en las víctimas.

Gerardo Arin ha relatado que el 15 de diciembre de 1983 presenció cómo dos miembros de ETA, a cara descubierta pero armados, se llevaron de la casa familiar a su padre, un empresario de Tolosa, para reclamarle el pago de la extorsión y poco después apareció muerto con dos tiros en Irura (Gipuzkoa).

"No olvidaré que cuando mi madre intentó poner una pelliza a mi padre para protegerle del frío uno de los terroristas le dijo que adonde iban no iba a hacer frío", ha contado Gerardo.

Diecisiete años después la familia Arin no sabe quiénes son los responsables del asesinato aunque tuvo alguna información de que uno de los terroristas que fue a su casa murió después al manipular una bomba.

En los nueve años desde el cese de la violencia Arin ha notado "que se empieza a ver una relación más normalizada o menos agresiva" y, de hecho, mucha gente que no se ha atrevido en muchos años ahora se acerca para contarle anécdotas de su padre.

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Respecto a la política penitenciaria, ha indicado que la AVT "tiene su postura lógica, pero luego está la forma de pensar que tiene cada víctima" y en su caso considera que, desde que ETA dejó de matar, el "acercamiento de presos no le preocupa".

Sí ha reconocido su inquietud por que los reclusos no cumplan sus condenas, ya que hay "posibilidades en este momento" de poder contar "muchas historias de casos sin resolver".

"Muchos de ellos están prescritos, pero a las víctimas nos serviría como un alivio para conocer la verdadera historia de quién asesinó a nuestros familiares, quien mandó asesinar a nuestros familiares y por qué". EFE

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