Los trabajadores perjudicados por la reducción de la jornada laboral: tendrán el mismo horario
Los sectores de educación, administración, actividades de finanzas, seguros, suministros de agua y recogida de residuos serán los menos beneficiados
Yolanda Díaz, ministra española de Trabajo y Economía Social y vicepresidenta del Gobierno de España, durante el debate final sobre la aprobación de la Ley de Amnistía para Cataluña en el Congreso de los Diputados en Madrid.
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La reducción de la jornada laboral a 37,5 horas semanales, una de las reformas estrella del Ministerio de Trabajo, encara su recta final legislativa. Sin embargo, no todos los trabajadores notarán el mismo impacto. Aunque la nueva normativa garantiza que no habrá pérdida de salario, y por tanto se mantendrán los ingresos, algunos sectores apenas notarán el cambio porque ya tienen esa jornada pactada. Esto significa, en la práctica, que muchos empleados seguirán trabajando lo mismo que hasta ahora, sin percibir mejora real alguna.
Entre los grandes beneficiados están quienes forman parte de sectores como el comercio, la hostelería, la construcción o la industria manufacturera. Sin embargo, los trabajadores del ámbito educativo, de la administración pública, de las actividades financieras y de seguros, así como aquellos ligados al suministro de agua y recogida de residuos, verán que su jornada apenas se modifica, al estar ya muy próxima al nuevo límite establecido. El motivo es que, según la memoria económica del proyecto de ley, estos sectores cuentan con una jornada media pactada de 37,5 horas o incluso menos.
Un coste salarial desigual
El documento refleja que la aplicación de esta medida no conllevará un impacto homogéneo para todas las empresas. De hecho, el coste salarial por hora trabajada se incrementará un máximo del 6,67% en aquellos casos en los que un trabajador esté contratado a jornada completa (40 horas semanales). Pero esta situación afecta solo a una parte del mercado laboral. Para la mayoría —unos 14,5 millones de empleados del sector privado—, el coste medio por hora subirá solo un 2,21%.
toFichar en el trabajo
Una cifra aún más llamativa es que 1,88 millones de empleados no generarán ningún aumento de coste salarial, porque su jornada actual ya está alineada con los nuevos límites. Este es el caso, precisamente, de los sectores menos beneficiados. La patronal CEOE-Cepyme ha reaccionado con escepticismo ante estas cifras, pidiendo cautela y sentido común en la aplicación de la medida para no cargar con más presión a los empresarios.
Desde el Ministerio de Trabajo, por su parte, insisten en que el cambio no debería traducirse en un incremento automático del coste empresarial, ya que la reducción horaria puede compensarse con mayores niveles de productividad. En palabras del propio departamento que dirige Yolanda Díaz, “esta constricción horaria puede reconducirse por la productividad”. De hecho, según datos oficiales, los márgenes empresariales han crecido un 56% desde 2009, y un 36% solo desde 2019, lo que refuerza el argumento de que las empresas tienen margen para absorber el impacto.
Desigualdades entre sectores
La medida, que afectará a más de 12,5 millones de trabajadores, se notará sobre todo en el sector privado, con un reparto de 6,8 millones de hombres y 5,7 millones de mujeres. Pero el impacto no será igual en todos los casos. El análisis del Gobierno incluye también una estimación del tiempo que deberá reducirse por empresa según su tamaño. Las microempresas tendrían que recortar 70 minutos semanales, las empresas pequeñas unos 55, las medianas apenas 20 minutos, y las grandes 39.
Viejo sistema de fichaje en el trabajo
Aunque la reducción de jornada laboral es una medida pensada para conciliar, mejorar la productividad y elevar la calidad del empleo, lo cierto es que su impacto real será muy desigual. Especialmente para los sectores con jornadas ya reducidas, donde los trabajadores verán que su horario no se modifica y, por tanto, no se benefician de una iniciativa que el Gobierno presenta como histórica. Mientras tanto, el debate sigue abierto, tanto en el Congreso como en la calle, sobre si esta reforma realmente supone un avance justo o si ahonda en las desigualdades entre sectores.