Alba, estudiante de 18 años, deja Málaga y busca piso para alquilar en Madrid: "Llevo meses buscando y todavía no he encontrado nada"
La emancipación de los jóvenes ya es directamente una misión imposible; tan solo el 15,2% de los menores de 30 años consiguen emanciparse
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La historia de Alba refleja el drama silencioso de miles de jóvenes en España que buscan dar su primer paso hacia la emancipación. Tiene 18 años, va a estudiar Publicidad y ha dejado su casa en Málaga para mudarse a Madrid, una de las ciudades más tensionadas del país en materia de vivienda. Lo cuenta con un punto de resignación y mucha incertidumbre: "Llevo meses y meses buscando piso y todavía no he encontrado nada". La frase resume lo que se ha convertido en un muro casi infranqueable para su generación.
El periodista Guillermo Castillo lo describe con claridad: "La emancipación de los jóvenes ya es directamente una misión imposible. Tan solo el 15,2% de los menores de 30 años consiguen emanciparse". El principal obstáculo está en el precio del alquiler, que no deja de crecer. De media, según los últimos datos, ha subido un 11,6% interanual, situándose en 1.080 euros mensuales, lo que supondría destinar un 92% del salario mínimo interprofesional únicamente a pagar la renta.
Precios imposibles en Madrid
Más sobre la emancipación de los jóvenes
Madrid sigue siendo un polo de atracción para jóvenes de toda España y del extranjero gracias a su prestigiosa oferta académica y su ambiente cultural. Sin embargo, el coste de la vida universitaria en 2025 es cada vez más difícil de sostener para las familias. Un estudiante necesita entre 1.050 y 1.550 euros mensuales para vivir en la capital, una cifra que incluye vivienda, manutención, transporte y ocio, pero que se dispara según el tipo de alojamiento elegido.
Compartir piso es la opción más habitual, aunque tampoco barata. Una habitación cuesta de media 750 euros y un estudio individual se sitúa entre 900 y 1.200 euros. Las residencias privadas, que incluyen servicios como limpieza o gimnasio, superan los 1.400 euros. La búsqueda desesperada de opciones más asequibles ha dado lugar a situaciones insólitas, como muestran estas experiencias de jóvenes que se encontraron con cláusulas discriminatorias al alquilar o excusas sorprendentes por parte de caseros que se niegan a alquilar a estudiantes.
Escaparate de una inmobiliaria, a 10 de julio de 2025, en Madrid
El peso sobre las familias
La consecuencia de esta realidad es que la mayoría de universitarios depende directamente de sus familias. Como recuerda Castillo, "lo normal es que los gastos sean asumidos por la familia". A los precios del alquiler hay que sumar la alimentación, que oscila entre 200 y 250 euros al mes, el seguro médico para internacionales, los materiales académicos y el ocio. Solo el Abono Joven de transporte, con sus 20 euros al mes, supone un alivio real en el presupuesto.
El panorama no parece mejorar a corto plazo. El mercado de la vivienda en la capital está marcado por la escasez de oferta y la especulación. Cada vez son más los estudiantes que relatan sus dificultades para encontrar un lugar donde vivir. Desde quienes acaban recurriendo a alternativas como Airbnb, con dudas sobre su legalidad, hasta quienes reconocen que los precios les dejan sin margen para ahorrar, como explican en este análisis sobre la compra de vivienda en la capital.
El caso de Alba es solo un ejemplo, pero ilustra el problema estructural: los jóvenes que desean emanciparse, estudiar y crecer en ciudades como Madrid se encuentran con un obstáculo que ni su esfuerzo ni el apoyo familiar logran resolver del todo. Una situación que ya está teniendo consecuencias sobre la salud mental, como advierten los expertos en este informe sobre el impacto del alquiler en los españoles.
Escaparate de una inmobiliaria, a 10 de julio de 2025, en Madrid
El camino de Alba hacia la emancipación se convierte en una carrera de obstáculos que pone de manifiesto una realidad compartida: alquilar un piso en Madrid siendo joven es cada vez más un lujo al alcance de pocos. Lo que debería ser una etapa de aprendizaje e independencia se convierte en un reto económico que condiciona proyectos de vida. Como señala Castillo, hoy en España la emancipación juvenil no es un sueño pospuesto, sino una misión imposible.