La gerente de la Asociación de Salas de Conciertos de Cataluña (ASACC), Carmen Zapata, ha lamentado la decisión de la Generalitat de "congelar" la reapertura de las salas de fiesta y ha pedido un rectificación para que puedan programar conciertos, como ya hacen bares y cafeterías.

En declaraciones a Efe, Zapata ha dicho este jueves que "la música sigue estigmatizada" y "no tiene sentido que la gente pueda ir al cine o al teatro si el local toma las medidas de seguridad sanitaria y, sin embargo, no pueda ir a un concierto en las mismas condiciones".

El problema reside, según la gerente, en que la Generalitat "ha decidido bloquear en función de la licencia, en lugar de hacerlo en función de la actividad, como hace tiempo que pedimos".

"Muchas salas de conciertos -ha aclarado Zapata- tienen licencia de sala de fiesta, aunque su actividad principal no sea de discoteca sino de sala de conciertos, porque en su momento no existía la licencia concreta de sala de conciertos".

Por esta razón, la gerente ha pedido a la Generalitat que reconsidere su decisión y permita actividades seguras, como los conciertos con sillas y aforo limitado, sea cual sea la licencia del local.

"Con las actuales condiciones de distancia de seguridad y aforo limitado, las salas grandes seguirán sin abrir, porque no es viable económicamente, pero hay salas pequeñas, con menores gastos de producción, a las que la resolución que se iba a aprobar ayer, y finalmente no se ha publicado, les iba a permitir subsistir, en malas condiciones, pero subsistir, y ahora se han vuelto a quedar sin nada", según Zapata.

Además de pedir a la Generalitat que rectifique, la ASACC también ha dirigido sus súplicas a los ayuntamientos, porque "ya hay algunos que están intentado subsanar este desaguisado dando licencias temporales".

En su opinión, "los ayuntamientos también pueden hacer mucho, porque si dan a las salas de conciertos licencias provisionales de bar o cafetería podrán hacer conciertos, aunque la Generalitat no entre en razón".

Concretamente en Barcelona, veinte salas pequeñas mostraron su intención de programar conciertos cuando se anunció que podrían hacerlo y "ahora ha vuelto a quedarse en el aire".