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Celia Sierra
Chema Madoz, uno de los nombres más reconocibles de la fotografía nacional, exhibe su lado más siniestro en Crueldad, una exposición en Madrid que reúne instantáneas de toda su carrera y que ponen el foco en el lado más oscuro de su universo.
No todo es luz e ironía en las imágenes del Madoz (Madrid, 1958): Una mariposa atravesada por un dardo, un anillo como reclamo de una trampa de animales o una soga hecha con un collar de perlas.
Estas son algunas de las 73 imágenes seleccionadas para la exposición que abre hoy en el Círculo de Bellas Artes y que podrá verse hasta el 21 de noviembre.
Me encantó la idea de esta exposición porque ponía de relieve un aspecto que estaba presente, pero del que nunca se ha hablado, ha explicado el fotógrafo.
La crueldad y la maldad, reconoce Madoz, siempre han estado presentes en sus fotografías, pero no siempre ha sido evidente, sino que han quedado eclipsadas por la poética y el minimalismo de su obra.
El lenguaje de Madoz está entre los más reconocibles de la fotografía nacional. Sus imágenes, siempre en blanco y negro, juegan al despiste y están plagadas de ironía. Los objetos cotidianos, reconoce, cobran un doble sentido a través de su cámara.
La exposición, según ha detallado el artista, lleva tiempo gestándose, pero le ha costado años ver la luz. Los dos comisarios -Juan Barja y Patxi Lanceros- trabajaron a partir de una selección de 1.400 fotografías que hizo previamente Madoz.
Queríamos sacar a la superficie algo que se había quedado sumergido -ha explicado-. Ha sido un ejercicio necesario. Equilibra mi trabajo.
Su estilo minimalista, al que se mantiene fiel desde que comenzó en los ochenta, hacen que lo poético tenga más peso que lo siniestro, pero el colmo de la maldad es justo eso, aparentar dulzura, argumenta.
La selección de imágenes de la exposición se muestran en bruto -sin título, ni fecha- y está acompañada por un código QR que muestra las obras acompañadas por citas de autores clásicos; desde Dante y Homero, a Borges, Kafka o Lorca, pero también Bruce Springsteen.
Crueldad reúne obras hechas por Madoz a lo largo de toda su trayectoria, y por eso, es una magnifica ocasión para atestiguar la evolución del fotógrafo, que comenzó a tomar fotos en los ochenta, cuando se compró una cámara al no llegarle los ahorros para un equipo de música, que era lo que realmente quería.
El conjunto de imágenes que se muestra, variado en cuanto a temas y formatos, le ha servido como toma de conciencia sobre su propia obra, reconoce, y que se traduce en imágenes que retratan criaturas salidas de su mente, como una mariposa con alas y cuerpo de escarabajo, y objetos imposibles como un cinturón de castidad convertido en un asiento de columpio.
Uno de los comisarios, el filósofo Patxi Lanceros, cree que ese componente de lo siniestro siempre ha estado presente en la obra del fotógrafo, desde sus inicios: En el objeto más familiar, como una escalera o un camino, hay algo que corroe sus cimientos, explica.
No descubrimos nada nuevo, porque siempre ha estado ahí, subraya Lanceros, pero tradicionalmente las lecturas de la obra de Madoz se han centrado en el optimismo o la ironía, cuando la crueldad, lo siniestro y lo inhospito, habita el espacio, tiempo de sus imágenes.
Madoz ha recibió el Premio Nacional de Fotografía (2000), el Premio PHotoESPAÑA (2000) y el Premio Higasikawa Overseas Photographer del Higasikawa PhotoFestival de Japón y otros galardones en reconocimiento a su carrera.EFE
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